a fecha de hoy, en el año 18, después de 11 años de una explosión que dejó el distrito de Patraix con el corazón en un puño y que confirmó lo que por activa y pasiva querían desmentir por distintas fuentes ocurrió?. «las subestaciones explotan».

No sólo la lucha ciudadana es por el hecho de que exploten, no sólo es tener un sarcófago de cemento a escasos 12 metros de distancia de las viviendas, es el hecho de los posibles riesgos a la salud que puedes provocar las ondas electromagnéticas como un primer elemento a tener en cuenta que ya ha sido demostrado no es único.

Hace años que salimos a la calle, hace años que en un mes de agosto un concejal gritaba por el teléfono a la llamada que realicé para decir que en Patraix no queríamos una subestación cerca de las viviendas, noticia que nos enteramos por un artículo de prensa en ese tórrido mes de agosto que casi nadie estaba atento a esas pequeñas comunicaciones en modo de artículo que llevan las exposiciones públicas llevadas de corre prisas y casi de forma oculta. Esos gritos telefónicos iban dirigidos a que debíamos dirigir nuestra negativa a esta instalación y echar la culpa al Gobierno central sin más. Ese concejal era del mismo partido que el Gobierno central de ahora y aunque ahora ya no ejerce, esa contundencia que mostró contra un gobierno diferente al suyo debiera él o su partido mostrar ahora contra la no acción del ministerio para actuar contundentemente contra esta instalación 11 años después de esa explosión.

Instalación que por cierto fue requerida su cierre por el pleno del Ayuntamiento de València al Ministerio de Industria, Red eléctrica Española SAU e Iberdrola SAU y aún a pesar de no tener licencia porque es calificada como actividad peligrosa, aún hoy no han mostrado intención de desmantelarla y trasladarla cerca del cauce del río ya que no está contemplada en la planificación energética que está en vigencia hasta 2022 en esa nueva ubicación.

¿Qué más hace falta ya para decir a estas grandes empresas que sean sostenibles? Que escuchen a la ciudadanía, que escuchen a los representantes de la ciudadanía que el 29 de junio de 2017 por unanimidad apoyó una declaración institucional sobre la subestación de Patraix, instando a su cierre por considerar la peligrosidad en pleno casco urbano de València.

Si desde el principio hubiera habido menos prepotencia, menos gritos, menos ceguera política y más comprensión ciudadana esto no hubiera ocurrido, desde antes que iniciaran las obras que ya propusimos su instalación con la mejor resolución técnica de ponerla cerca del cauce así hubieran ahorrado dinero y mucho sufrimiento.

Puede pasar tiempo, puede que se consiga el traslado pero lo que no olvidaré nunca será esos chillidos telefónicos de un concejal ahora retirado dando instrucciones para que la queja fuera dirigida hacia otra administración donde los suyos no tenían esa mayoría que tanto estaban acostumbrados.

Señor concejal, el sufrimiento, el miedo, el riesgo a la salud no conoce de color político, esos polvos llevaron estos lodos, lodos con mucho sufrimiento gracias a la mala gestión llevada con prepotencia gritos y mayorías desafortunadas.