Basta un gesto como sacar los «Gegants» del Museo del Corpus (ese del que ayer Ciudadanos denunciaba que tiene goteras que dañan las rocas y para el que también ayer el pleno municipal solicitó unánimemente su homologación) para que los danzantes ensayen los movimientos para que la Festa Grossa empiece a cautivar a los que por allí pasan, aunque no tengan ni remota idea de lo que es. Eso va a suceder hoy mismo, cuando los carros triunfales y el resto de elementos aparezcan primero en las Alameditas de Serranos y, ya por la tarde, en la plaza de la Virgen, para sorpresa de los no avezados. Y eso, pese a que el sábado y el domingo Amics del Corpus pone un ejército de monitores a explicar qué hacen unos carros, una tortuga, un dragón, un tapiz o un cáliz en el centro de la ciudad. El cáliz de vareta es la gran adquisición de este año. Ayer se plantó en la plaza de Manises y hoy será vestido de flor para realzar este particular revuelto de iconografía que es el riquísimo Corpus valenciano.

Una fiesta que se celebró ayer, que era el jueves y que, paradójicamente, cuando se acercaba su ocaso fue cuando se anunció, por medio del pregón, sus festejos.

Presidió la misa el cardenal Antonio Cañizares. Ha querido el capricho del calendario que el Corpus de este año coincida en 31 de mayo, con la Visitación de María a Santa Isabel lo que sirvió al cardenal para recordar que «la Virgen María fue la primera Custodia», al albergar a Jesús en su vientre. Cañizares aprovechó las rogativas para pedir «por España, en los momentos tan difíciles que está atravesando, y para que reine la concordia» en clara alusión a lo que está pasando en las Cortes.

El rector de la Basílica, Jaime Sancho, entretuvo e instruyó a los asistentes a su brillantísimo pregón. Sin obviar aspectos religiosos, hizo un recorrido al detalle por la Custodia que remata la procesión.

Y comparó el Corpus con una fiesta mixta, que «es popular, de la calle» contradiciendo a «los puristas que creen que debería tener más solemnidad, como si fuera las 40 Horas», recordando que «la procesión, conforme avanza, va haciéndose más solemne, pero en su conjunto es alegre y festiva, porque refleja la alegría del pueblo». Hoy empieza la fiesta con todo su «grosor».