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Fiestas

Las prohibidísimas danzas de la huitava de Corpus del Patriarca

Las prohibidísimas danzas de la huitava de Corpus del Patriarca

De nuevo prohibidas -y no se ve atisbo de su continuidad- las danzas de Los Seises en la fiesta de la huitava de Corpus del Real Colegio Seminario del Patriarca con el mismo argumento de siempre: restan devoción a la procesión eucarística. Los varios intentos que se ha hecho para mantener esta recuperada tradición han resultado infructuosos. Si desde el poder civil no es rescatada, la Iglesia hasta el momento no está por la labor.

Puede que la verdadera razón de la desaparición de este hermoso baile eucarístico fuera económica, lo que costaba que corría a cargo de la sicav colegial. Había que pagar a músicos, coreógrafos y demás personal interviniente en las danzas. Más que restar, las danzas de Los Seises sumaron devotos a la gran fiesta del conjunto monumental que levantara en València el arzobispo Juan de Ribera en honor de la Eucaristía, pues su bellísima procesión en el jueves siguiente al del Corpus era seguida por muy pocos selectos y con las danzas hasta se hizo cola para entrar al hermoso claustro renacentista e iglesia.

Fue el profesor Rodrigo Madrid, académico de Bellas Artes con un equipo de profesionales músicos, coreógrafos e indumentaristas quien hizo el milagro de la recuperación de las danzas, que desde Sevilla, su anterior sede episcopal, trajo a nuestra ciudad Juan de Ribera, a donde llegaron antes desde Toledo. En la catedral de la capital andaluza se siguen bailando en la actualidad.

Cuenta el jesuita Juan María Solá que «es cosa averiguada que él (Juan de Ribera) acrecentó la pompa del Corpus y su octava con nuevas y honestísimas danzas de hombres, con representaciones de autos, con mil variedades de cánticos, villancicos y motetes, que con la mayor elegancia solía componer su menos sabia devoción, para así convidar a todos a que, con señales de la más sencilla gratitud, reconociesen tan incomprensible beneficio de la eterna Divina Majestad».

Los historiadores de las danzas relatan que fue el propio arzobispo Ribera quien escribió en castellano las letras que cantaban los niños danzantes precediendo a la Custodia con el Santísimo. Era una danza al servicio de la liturgia, compuesta para bailar y cantar en la Iglesia y en la procesión. Una danza intraeclesial que llegó a bailarse en plena calle, en 1604, en la procesión que desde la Catedral trasladó el Santísimo Sacramento hasta el recién construido Real Colegio Seminario de Corpus Christi, acto al que asistió el rey Felipe III, amigo personal del prelado.

En 1609, el músico Juan Bautista Comes compuso varias danzas eucarísticas cuyas partituras son conservadas en el riquísimo archivo histórico del Real Colegio. Las coplillas del Patriarca Juan de Ribera que se cantaba eran poemillas de gran contenido teológico en palabras de Fernando Senent. Una de estas coplillas decía: «Dame la mano, zagal/ y haciendo una reverencia,/ canta y baila en la presencia/ de aqueste pan celestial/ que es la cifra y el caudal/ de Dios que aquí nos combida/ a la más rica comida /que en algún tiempo se ha visto/ do carne y sangre de Cristo/ se come y bebe en el pan,/ y pues a todos le dan,/ vamos a comelle todos/ y cantando de mil modos,/ porque en algo le alabemos/ de esta suerte le diremos/ pues que comen/ a la mesa del Rey del Cielo?»

Poco antes de morir, Juan de Ribera prohibió «totalmente hazerse dança, o representación alguna en esta iglesia, aunque sea en la festividad del Santísimo Sacramento», entre ellas la de Los seises que él mismo trajo y escribió. Años después fueron reanudas, prohibiéndose de nuevo en 1816 por el arzobispo Arias Teixeiro, quien las encontró irreverentes y restaban a la devoción eucarística.

En 1966, con motivo de la restauración del órgano de la Iglesia del Patriarca, y en 1972, en ocasión del Congreso Eucarístico Nacional celebrado en Valencia, fueron f interpretadas estas danzas. En 2003, el Ayuntamiento de Valencia, a instancias mía, de Josechu Rey de Arteaga y Manuel Camarasa, inició los primero pasos para recuperar Los Seises, lo que logró definitivamente Rodrigo Madrid, profesor de la Universidad Católica san Vicente Mártir, junto con la Capella Saetabis y el Conservatorio Profesional de Danza, y la diseñadora e investigadora de indumentaria María Victoria Liceras, quienes mantuvieron Los Seises en el Patriarca durante cinco años hasta su nueva supresión.

Rodrigo Madrid ha llamado a varias puertas, donde se ha reconocido el gran valor patrimonial artístico de la Danza de Los Seises, pero que no han dado ningún paso para apoyarlas. Piensa que no se debe perder y que el lugar idóneo es aquel y aquello para lo cual fueron escritas y adaptadas, la octava de Corpus en el Patriarca. Piensa que sino allí, en la Catedral, en San Miguel de los Reyes, en cualquier otro lugar histórico monumental, en alguna solemnidad eucarística, donde se de soporte a Los Seises para que continúen existiendo y bailando. Y que tal vez debiera a salir el poder cultural oficial en su apoyo ante la gran miopía de la Iglesia que sigue sin enterarse de que València y los valencianos somos así, nos gusta esta clase de manifestaciones artísticas, también en el ámbito de lo religioso.

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