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Debate

El Govern de la Nau pide otro mandato para llevar a cabo su proyecto de ciudad

Compromís, PSPV y En Comú defienden una València que avanza hacia un modelo sostenible "en el que se viva cada vez mejor" - PP y Cs critican las políticas de movilidad y la baja ejecución de inversiones en el primer debate celebrado en clave electoral

El Govern de la Nau pide otro mandato para llevar a cabo su proyecto de ciudad

A 11 meses de las elecciones municipales, la Federación de Asociaciones de Vecinos de València organizó ayer el primer debate en clave electoral, donde el Govern de la Nau defendió su gestión y su proyecto de ciudad, mientras que PP y Ciudadanos negaron que exista un modelo definido y lanzaron sus dardos más envenenados para criticar las políticas de movilidad y, a su juicio, la baja ejecución de inversiones.

Compromís, PSPV y València en Comú pidieron que se mantenga el apoyo al tripartito de izquierdas y admitieron que necesitan más de un mandato para transformar la ciudad. Su visión, un «cap i casal» más sostenible en todos los sentidos. Quizá una frase de Pere Fuset resumió la idea: «Queremos pasar del ´Qué bonita está València´ del pasado al ´Qué bien se vive en València´ del futuro».

El debate -que no fue tal porque cada portavoz municipal «vendió» su ideario-, comenzó con un pequeño «rapapolvo» del organizador del acto, la Federación de Vecinos, que le leyó la cartilla al Govern de la Nau por aquellas cuestiones que todavía no se han resuelto.

Su presidenta, María José Broseta, denunció que el principal problema es la contaminación acústica y recordó que el ocio nocturno «se ha convertido en el peor enemigo del bienestar de los vecinos».

En segundo lugar, trató el modelo turístico, del que reclamó «una buena gestión» para que genere empleo y riqueza, peor también que controle «los abusos». Broseta aseguró también que comparte «el modelo de movilidad» del Govern de la Nau, pero advirtió de que hay una «creciente preocupación» en torno a las medidas que se están implantando en el centro histórico. Cerró su intervención reclamando al gobierno del Estado «una financiación justa» y al municipal «participación real».

Los portavoces de los distintos partidos disfrutaron de 7 minutos para loar su gestión o criticarla sin ambages. Eusebio Monzó, del Partido Popular, relató algunas de la carencias del tripartito: que en València hay «más 50 focos de botellón, que no han generado «ni una sola dotación pública», el bajo nivel de inversiones o la también «baja participación ciudadana».

Dijo que la ciudad «está peor» en movilidad, que la limpieza «tampoco ha mejorado pese al incremento presupuestario» y denunció «problemas en la seguridad y la venta ilegal» porque «no hay más policías pese a tener 40 millones más para presupuesto de personal».

Pocas propuestas

El portavoz de Compromís, Pere Fuset, hizo una valoración global de la acción de gobierno. «Queda mucho por hacer, y no se puede hacer en tres años ni cuatro, porque el proyecto de ciudad es muy ambicioso», advirtió a los asistentes.

Desmitificó aquello de que la derecha gestiona mejor, ya que su gobierno «ha reducido a la mitad la deuda». «No es cierto que se ejecute menos, el año pasado se ejecutó la mayor cifra de inversión de la historia», recordó. Sobre la omnipresente cuestión de la movilidad, dijo que «pese a la controversia, somos más eficientes, pero es que en València no se había hecho nada», lamentó en referencia al PP.

Así defendió la peatonalización progresiva del centro, el control de las terrazas, su apuesta por la EMT duplicando el servicio nocturno o la construcción para este año de 8 nuevos parques y 8 aparcamientos periféricos. no se olvidó de los presupuestos participativos o las ayudas de emergencia social que han puesto en marcha.

Fernando Giner, portavoz de Ciudadanos, invirtió un tercio de su tiempo en criticar la «gestión vergonzosa de la EMT», y puso como ejemplo que 12 líneas tienen frecuencias superiores a 10 minutos -­que su partido se compromete a solucionar- o que no hay servicio 24 horas los fines de semana.

Criticó también la «baja ejecución» de los presupuestos participativos y que en El Cabanyal el Govern de la Nau «no ha hecho nada en los social». Tildó de «vergüenza» el estado del refugio de animales de Benimàmet, denunció el «comercio ilegal, con 400 manteros en las calles» o que no se construye vivienda social. También dijo que València tiene la tasa de paro juvenil más alta, «más que en Grecia».

Sandra Gómez, la portavoz del PSPV, segundo partido con mayor presencia en el gobierno, pidió a los asistentes que cuando juzguen la ciudad han de ver «si mejora la posibilidad de tener un proyecto de vida, y de ser más felices». La socialista aseguró que "València es una ciudad mucho mejor que hace tres años, con más confianza y oportunidades».

Recordó que hay «36.600 personas que están trabajando y hace tres años no lo estaban». Acusó a Giner de dar cifras falsas sobre el paro juvenil y recordó iniciativas sociales como el cheque escolar o la eliminación del copago. Gómez situó a la ciudad «en el mapa de la buena gestión» con la reducción de deuda o el pago a proveedores.

María Oliver (València en Comú), cerró la defensa del Govern de la Nau con un discurso más social y de izquierdas. «Se puede gobernar para la ciudadanía y no para los inversores especulativos. No queremos que a gente se vaya de esta ciudad, ni a ciudadanos esclavos de un tercero que viene y se va. Queremos trabajar para la gente de los barrios, iremos despacio, pero lo haremos con vosotros», dijo dirigiéndose al público. Defendió los nuevos modelos sostenibles en urbanismo y movilidad que ha implantado su gobierno y que tienen «muy clara» la participación, con descentralización y presupuestos. Admitió que el gran reto futuro es la vivienda «y el gran problema de esta ciudad porque está subiendo exponencialmente».

«Se hacen cosas y se hacen bien»

El alcalde Joan Ribó estuvo en un segundo plano en el debate, pero intervino brevemente para recordar algunos de los importantes proyectos que está llevando a cabo su gobierno y ante la inacción que denuncia la oposición fue claro: «Se hacen cosas, se hacen bien y desde un punto de vista participativo y de izquierdas».

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