Música, entusiasmo y color fueron las notas dominantes en la inauguración de la tienda de Primark, una apertura largamente esperada a la que el público respondió de una manera absolutamente multitudinaria. En la presentación, el director general de la firma en España y Portugal, Stephen Mullen, agradeció el esfuerzo de los 250 trabajadores y el «espectacular» resultado obtenido.

Y tuvo gestos con València, aludiendo a la fiesta de las Fallas por su condición de patrimonio de la humanidad y al enclave privilegiado de la tienda, en el pasaje Doctor Serra, destacó.

Desde las siete de la mañana se empezó a formar la cola para ser los primeros en entrar la nueva tienda de Primark, la primera de la capital. La firma irlandesa, por su parte, preparaba en el interior la fiesta de apertura.

Todo estaba listo en las tres plantas de la tienda, 5.000 metros cuadrados con las últimas tendencias para mujer, hombre y niños, además de ropa interior y de hogar. Y todo estaba señalado con la que es la apuesta principal de la firma irlandesa: sus pecios. Camisetas de niño a 1,5 euros, un pijama a tres o un vaquero desde siete.

De ello se habían encargado cuidadosamente sus 250 trabajadores, de los cuales un 12 % acceden a su primer empleo y un 67 % volvían a trabajar después de pasar por el paro.

De su selección se ha encargado la fundación València Activa -asistió la primera teniente de alcalde Sandra Gómez- y fueron ellos también los que pusieron color y entusiasmo a la apertura, debidamente correspondidos por el director general de la firma en España y Portugal, Stephen Mullen, quien les agradeció el esfuerzo y los «espectaculares» resultados.

«Nos sentimos muy satisfechos con la apertura de nuestra segunda tienda en València (la otra está en el centro comercial Bonaire), la sexta y la más grande de la Comunitat Valenciana», dijo Mullen, quien recordó, así mismo, que es su tienda número 45 en España y que ofrecerá «precios increíbles para la gente de València y sus alrededores».

También hizo mención a sus decenas de proveedores de todo el mundo para defender el respeto escrupuloso a los derechos de los trabajadores y el respeto al medio ambiente. Y tuvo, así mismo, guiños hacia la ciudad mencionando la condición de patrimonio de la humanidad de las Fallas o el privilegiado enclave de la tienda junto a la plaza de toros y la Estación del Norte.

Lleno absoluto

Cuando terminó su discurso, jaleado y acompañado de aplausos por los entusiastas y muy jóvenes trabajadores, apenas faltaban unos minutos para las 11 y fuera la cola era gigantesca. Llenaba la Plaza Aza, continuaba por el pasaje Doctor Serra y daba la vuela por la calle General San Martín, así que cuando se cortó la cinta y se abrieron las puertas, se desató la locura.

Cientos de personas empezaron a acceder a la tienda entre el entusiasmo de los trabajadores y la primera de ellas fue Tamara, vecina del barrio de Patraix, que inició la cola a eso de las siete de la mañana. «Voy a Primark todos los meses y cuando empieza la temporada cargo. Lo mejor es el precio y la calidad está al nivel de las mejores tiendas», aseguró. Todo dicho.