Una de las voces autorizadas para hablar del pasado, presente y futuro de la Ciutat Fallera es Ximo Esteve. Artesano, activista fallero, vecino del barrio y secretario general del Gremi d'Artistes Fallers, aunque aclara que sus opiniones son a título individual. Porque Ximo es un torbellino que dispara en todas las direcciones y pelea porque no se muera un oficio al que le ve muy mala perspectiva. Es tajante. «O este gobierno se pone a hacer cosas ya o en diez años ya no quedará ni un artista trabajando en la Ciutat Fallera». Porque reconoce que con la llegada del Govern de la Nau llegó la esperanza al barrio «con buenas ideas, intenciones y un plan» tras décadas «en las que no se hizo nada», pero pide pasar a los hechos.
Esteve asegura que el gran error que se cometió con la Ciutat Fallera fue «no regular la fiesta ni el oficio». Y pone como ejemplo el escaso número de naves dedicadas a la construcción de fallas. «Se han ido vendiendo a quien podía pagarlas o alquilarlas a precios inasumibles para los artesanos, sin importar si hacían fallas o no. Debería haberse garantizado que iban destinadas a artesanos y la Administración, si de verdad quiere salvaguardar el oficio de los artesanos ha de implicarse. ¿Cómo? Una fórmula era comprar todas las naves y poner alquileres sociales para los artistas, que así no tendrían que trabajan en condiciones penosas», recuerda el agremiado.
Sobre el impulso turístico que quiere darle al Ayuntamiento a la Ciutat Fallera, Ximo Esteve también es contundente: «Ojalá esto se convierta en un parque temático. Es lo único que garantizaría nuestra supervivencia, pero al artesano nadie lo protege». Este artista fallero lamenta que el oficio antiguo «se está perdiendo» y que muy pocos trabajan ya «de forma artesanal». Esteve asegura que cunde «el desánimo» entre los que todavía trabajan en este pequeño barrio de Benicalap.
