Tal como se venía anunciando, la celebración del solsticio de verano, la Nit de San Joan (la noche más corta del año) agolpó en las playas valencianas a miles de personas. Muchos fueron los que, sin embargo, acudieron en marea a las costas olvidando el por qué de la tradición. Por contra, llegaron a la arena cargando sobre sus espaldas toneladas de vasos, botellas de plástico, bolsas o fiambreras que después dejaron olvidadas en la arena.

Las llamas de las miles de hogueras perfilaron, con su luz, la costa valenciana. Algunos avivaban las llamas con las hojas repletas de apuntes que, semanas antes, les habían ayudado (algunos mejor que a otros) a pasar los exámenes. Y muchos otros lo hacían con el carbón traído de casa o comprado en alguna gasolinera cercana.

El humo negro (y el olor a carne de quienes aprovecharon la hoguera para torrar su cena) teñía el ambiente de este paraje natural que, una vez al año, asume una excesiva contaminación que dificulta incluso la respiración. Aunque siempre hay quien le quita hierro al asunto: «No creo que por prender cuatro fuegos haya algún problema medioambiental», explicó Juanjo, que llegaba de Buenos Aires con algunos amigos de Francia.

El objetivo de encender la lumbre era dispar entre los que ayer llenaban la playa de la Malva-rosa. Por diversión, ocio y por tener una excusa (permitida esta noche) para preparar un botellón a los pies de la costa, la mayoría de ellos. Por reunirse con los amigos o la familia, otros tantos. Como en el caso de Alejandra López o Marina Luego que reconocían abiertamente: «Venimos a pasarlo bien, no sabemos por qué se celebra esta fiesta». Y es que igual se podía ver mesas de familia con tortilla de patata en fiambreras, como grupos de gente joven sentados en el suelo, sin hacer ascos a que la arena tocase la cena y cubriendo la misma de colillas, restos de comida y envoltorios que durante toda la mañana los efectivos de limpieza se encargaron de recoger.

Todo ello a pesar de que el personal de la Fundación Oceanogràfic y de Lanjarón se dedicó a repartir unas 20.000 bolsas de basura oxodegradable a los grupos que iban pasando el control policial a primera hora de la tarde, con el fin de que depositasen ahí los residuos generados a lo largo de la noche y evitar, de esta forma, la ya tradicional imagen del amanecer de una playa cubierta por vasos, botellas y bolsas.

Pocos, sin embargo, fueron los que siguieron (o conocían al menos) el origen de la celebración. Lo tradicional siempre fue encender las hogueras con el fin de purificar el Sol. La otra parte de la tradición explica que San Juan trae buena suerte a todo aquel que enciende el fuego. Lejos de conformarse con la suerte que reparte dicha leyenda, fueron muchos los que, a media noche, saltaron el mar. «La tradición perdura, somos muchos los que seguimos saltando las olas», indicó Jacinto Criado, que llegó a la playa con Raquel Ortiz, su mujer, y su hijo pequeño. «Le traemos para que mantenga viva la tradición», indicó Raquel. Entre las seis y las ocho de la tarde, decenas de miles de personas se desdoblaban en nueve puntos repartidos por todo el Paseo Marítimo, donde el Ayuntamiento de València llegó a repartir hasta 30 toneladas de madera procedentes de los restos de poda de los árboles y arbustos de la ciudad, para evitar que entrase a la arena leña con clavos, restos de hierros y otros elementos peligrosos. Tampoco se permitió, como en otros años, la entrada de botellas de vidrio para evitar altercados. «Lo que queremos es venir mañana a la playa y no cortarnos con botellas. Veo genial la iniciativa de repartir bolsas biodegradables para los residuos que se crean», dijo Roberto Garrido.

La seguridad reina en San Juan

Las medidas derivadas de la alerta 4 antiterrorista se volvieron a hacer evidentes en San Juan. Por primera vez, el Paseo Marítimo quedó completamente bloqueado al paso de vehículos y se reforzaron los controles de acceso. A los habituales maceteros y vallas de hormigón que blindan el paseo y las principales calles comerciales, se le unieron varios vehículos policiales que bloquearon las entradas donde dichos elementos escaseaban. Y es que la Jefatura Superior de Policía de la Comunitat Valenciana diseñó un dispositivo especial de seguridad para la Nit de San Juan, con la participación de 279 agentes de la Policía Local, nueve más que el año pasado. De estos, 231 estarán destinados a las playas de la Malva-rosa y las Arenas y 48 en las playas de Pinedo, El Saler y el Perellonet.