La Policía Local de València ha duplicado en lo que llevamos de año las denuncias por el ejercicio de la prostitución en el barrio de Velluters (El Pilar) y ha levantado también muchas más actas por tráfico de drogas en los cinco primeros meses de 2018, comparado con todo el ejercicio anterior.

Si durante 2017 la Policía Local de València impuso un total de 12 denuncias por el ejercicio de la prostitución en el barrio del Pilar, solo en los cinco primeros meses de 2018 ya lleva formuladas 20 multas por este mismo motivo.

De igual modo, el año pasado se levantaron 82 actas por tráfico de estupefacientes, mientras que en los cinco primeros meses del actual ejercicio, los agentes del cuerpo municipal ya ha puesto 47 denuncias por venta de drogas en el distrito de Ciutat Vella.

Los datos forman parte de la respuesta que la concejalía de Protección Ciudadana ha dado al Partido Popular, que se interesaba por la prostitución en el centro histórico y, concretamente en el barrio del Pilar.

En la calle Viana y sus aledaños se concentra el barrio chino de València, una zona donde la prostitución y las drogas provocaron grandes estragos en los años ochenta del pasado siglo pero en que en los últimos tiempos habían perdido fuerza.

Sin embargo, y como han denunciado las distintas entidades vecinales de Velluters y el centro histórico, desde hace un par de años se detectó un aumento del tráfico de estupefacientes y otro tipo de delitos relacionados.

Viana 11, clausurado

Los datos ofrecidos por la Policía Local corroboran el aumento de la presión sobre el barrio chino que viene ejerciendo el cuerpo municipal en Velluters y del que ha venido informando Levante-EMV en las últimas semanas, como la espectacular operación que bloqueó por completo la calle Viana durante un mes para identificar a clientes de la prostitución, a prostitutas, camellos y drogodependientes.

El control de la calle Viana permitió, a finales de mayo, decretar el cierre de un edificio situado en el número 11 de esta vía peatonal que funcionaba como pensión, aunque en la práctica era un lugar donde se ofrecían servicios de prostitución o se trapicheaba con diferentes drogas.

El inmueble contaba con una orden de cierre desde el año 2014, pero las autoridades municipales de la época nunca ejecutaron este dictamen. Sin embargo, tras la última operación policial se ha conseguido clausurar el edificio, tapiando cada una de las estancias donde se ejercía la prostitución o se vendían drogas. Pese a ello, la policía no pudo evitar que se volviera a ocupar uno de los pisos donde se produjo un incendio que causó cuatro heridos.

La segunda fase del operativo de la Policía Local buscaba proteger a los alumnos de las Escuelas Pías, testigos accidentales de servicios sexuales en la propia vía pública o de tráfico de estupefacientes. Las quejas del centro han llevado a la concejalía de Protección Ciudadana a derribar los muros de un solar que servía de escondite para este tipo de actos delictivos. Esta parcela ahora ha quedado completamente al descubierto y se empisará, de modo que se evitará que drogodependientes o prostitutas usen este espacio.