El tercer mapa del ruido de la ciudad de València revela que el 25,7% de la población, alrededor de 200.000 habitantes sobre un censo de 791.000, soporta niveles de ruido nocturno por encima de 55 decibelios que es el límite recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Así lo explicó ayer la concejala de Calidad Ambiental, Pilar Soriano, en la presentación a los vecinos del documento que marcará las políticas municipales contra la contaminación acústica de los próximos cinco años y que acaba de ser aprobado por el gobierno local tras superar la fase de alegaciones.

Un exceso de decibelios provocado fundamentalmente por el tráfico rodado, sin tener en cuenta otras fuentes de emisión como las terrazas de la hostelería, una de las carencias que los vecinos echan en falta en el nuevo mapa del ruido.

Soriano justificó ayer que no se mida el ruido de las terrazas porque los parámetros los marca la Unión Europea y en los mapas del ruido solo se analiza, a partir de modelos predictivos, el ruido del tráfico, el ferrocarril y la actividad industrial.

«Los bares y terrazas no se contempla en el mapa del ruido pero se mide en las cuatro zonas acústicamente saturadas» (plaza Xúquer, Juan Llorens, el Carmen y Menéndez Pelayo). Además, se empezará a medir también en Russafa al incorporarse como propuestas de los presupuestos participativos.

Pese a ser niveles elevados de ruido, la situación en València ha mejorado en relación a 2012, algo que Pilar Soriano atribuye a la política de peatonalización del espacio público, al pavimento fonoabsorbente e incluso a la remodelación de algunos jardines.

La población expuesta a un ruido diurno por encima del valor límite de 65 decibelios ha bajado un 5%, situándose en 102.000 personas, mientras que la población que soporta exceso de ruido nocturno (25,7%) se ha reducido en un 10%.

El detalle del nivel de ruido por calles se podrá comprobar en la página web del ayuntamiento a partir de la publicación en el diario oficial del mapa, donde se constata que en la ciudad hay 7.000 vecinos que soportan niveles de ruido superiores a los 75 dB.

A partir del mapa del ruido se elaborarán los nuevos planes de acción. Los que hay se aprobaron en 2010 se dan por cumplidos con la excepción de la insonorización de los túneles, que no se ha hecho «por falta de financiación», según explicó Soriano.

La insonorización de los pasos inferiores y otras medidas como las cubiertas y barreras vegetales (que se deberán tener en cuenta a la hora de planificar obras), nuevas peatonalizaciones, uso de pavimento fonoabsorbente en las reurbanizaciones y un diseño urbanístico pensado para minimizar el ruido serán algunas de las medidas que se incorporarán para reducir los niveles sonoros.