Las obras de renovación de las canalizaciones de agua potable que la Concejalía del Ciclo del Agua está llevando a cabo en la marginal derecha del río, en el tramo comprendido entre el Pont de Fusta y la plaza de Tetuán, han dado con nuevos restos de la muralla cristiana. Así lo confirmó la directora de las excavaciones arqueológicas, Marisa Serrano, quien aseguró que en esta nueva fase de las obras de renovación de las tuberías del agua potable era previsible, al igual que ha ocurrido en otros tramos a lo largo del último año (el último el del puente de la Trinidad) toparse con los restos del recinto fortificado.

La marginal derecha del río es una zona arqueológicamente sensible pues en ella coinciden tramos de la muralla islámica del siglo IX al XI y de la cristiana, derribada en el siglo XIX, además de posibles restos de época romana.

La arqueología es una de las contingencias con las que ha trabajado desde un primer momento el ayuntamiento y la contratista en estas complicadas obras de canalización que afectan a una zona de intenso tráfico rodado, si bien los hallazgos, por previsibles que sean, siempre generan retrasos. En el caso de la muralla, que goza de protección patrimonial, obligan a excavar nuevas zanjas paralelas para las canalizaciones, sorteando las ruinas.

Para no retrasar demasiado el plazo de finalización de la obra, previsto para finales de agosto o principios de septiembre, se han contratado más arqueólogos. «Excavamos deprisa porque somos conscientes del problema del tráfico», apuntó ayer la directora de las excavaciones. Esta nueva fase de las obras de canalización del agua en la marginal del río arrancó a principios de mes y ha obligado a cerrar al tráfico parte de la primera ronda, incluido el túnel de la Petxina y varios puentes del río, generando, sobre todo en los primeros días, importantes atascos del tráfico.

En estos momentos hay cuatro excavadoras trabajando y cuatro arqueólogos a pie de máquina, frente a los dos o uno que ha habido en anteriores fases.

Los arqueólogos están trabajando en cuatro puntos distintos: el Pont de Fusta, las torres de Serranos (donde hay dos zanjas abiertas) y la plaza de Tetuán, que es precisamente donde se han encontrado los restos de la muralla cristiana. En esta zona ha aparecido un tramo de la muralla cristiana de época bajomedieval, construida a base de tapial y mortero. La primera muralla cristiana, que se construyó en 1356, era bastante vulnerable tanto a los ataques como a las avenidas del río, lo que obligó a reconstruirla con frecuencia. A principios del siglo XV ya se empezó a utilizar mampostería. Este es el material del que están hechas las cuatro torres, entre ellas la de Santa Catalina, cuyos restos se han podido localizar y documentar durante las excavaciones arqueológicas que se vienen realizando desde hace más de un año en la marginal derecha del río por las citadas obras de canalización del agua potable.

Volver a enterrar o recuperar

Además del tramo de muralla cristiana, que ahora se documentará y posiblemente se volverá a enterrar protegiéndolo con una malla geotextil, en la zanja abierta en las torres de Serranos se han recuperado abundantes restos de cerámica medieval, de los siglos XIV y XV asociados a un vertedero extramuros. De momento se han sacado medio centenar de cajas con fragmentos de cerámica que se han trasladado al depósito municipal de Vara de Quart. La directora de las excavaciones asegura que en el entorno de las torres Serranos es previsible que aparezcan hallazgos arqueológicos de interés.

Los arqueólogos municipales supervisan las excavaciones de las obras de canalización del agua de la marginal derecha del Jardín del Turia donde el pasado mes de abril se localizaron los restos de una de las puertas (la de la Trinidad o «Dels catalans») de la muralla cristiana, construida con grandes sillares sobre una fortificación de época árabe.

Tras años de parón en las obras públicas y privadas, las excavaciones arqueológicas en la marginal derecha del río son la intervención más importante de los últimos años en la ciudad.

La semana próxima está prevista la visita de los responsables de la Conselleria de Cultura y del ayuntamiento de València para decidir qué solución se da a estos nuevos hallazgos. Dada la afección a una zona de intenso tráfico rodado, lo previsible es que los restos se protejan con una malla geotextil y se vuelvan a enterrar.

La afección al tráfico de las obras de canalización, que en un primer momento solo dejaron un carril para la circulación, se ha ido reduciendo a medida que han pasado los días y los conductores han buscado rutas alternativas.