Los migrantes y los refugiados, que llegan a la ciudad de València por mar se han convertido en el principal hilo argumental de todo acto religioso que se realiza mirando al Este. Sucedió en la Semana Santa Marinera y volvió a ocurrir ayer, con la ofrenda marinera realizada con la imagen de la Virgen del Carmen, cuya fiesta se celebró ayer. No sólo en el barrio al que da nombre en el centro de la ciudad, sino en el su gran espacio natural: el distrito marítimo. La patrona de pescadores y marineros protagonizó un oficio religioso y una posteriori «procesión marinera» en la que, a pesar de la canícula, (aunque la misa se ofició a la sombra), reunió a sociedad civil y militar con sus galas para recordar a aquella que, como aseguró el comandante naval de València, Ignacio Villarrubia, «no hay marino ni pescador que no se encomiende, sobre todo en los momentos cruciales».

En la homilía, el cardenal Antonio Cañizares se refirió precisamente a marinos y marineros, a quienes agradeció « la salvación en el mar y la primera ayuda que de vosotros reciben inmigrantes y refugiados cuando salen de sus países arriesgando la vida. Dios sabe todas las fuerzas que ponéis para salvar de las aguas portentosas a los náufragos en trance de perecer», expresó el Arzobispo elogiando «cuántas obras de salvación vienen de vosotros inspiradas y guiadas por la Virgen del Carmen y su hijo Jesucristo». Por ello, el Cardenal les ha asegurado que «reflejáis la imagen de Jesús que vino a salvarlos».

Igualmente, en su homilía el cardenal Antonio Cañizares felicitó a todos los navegantes, a los hombres del mar y a la Marina Naval «por su profunda devoción a la Virgen en su advocación de Nuestra Señora del Carmen, estrella de los mares. Sé que todos recurrís a Ella, en tierra o en el mar, sobre todo mientras faenáis en ese mar lleno de peligros. Desde mar y tierra acudís a Ella para derramar vuestra oración y vuestra acción de gracias. Sé que la queréis mucho» para añadir uno de sus mensajes más habituales: el de la secularización de la sociedad «a pesar de la cual permanece en lo más vivo y hondo de vosotros un sentido religioso y una conciencia de protección de la madre de Jesús».