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Urbanismo

Los vecinos exigen mejoras urbanísticas en la reclasificación del asilo de Santa Mónica

Alegan para retranquear el muro de la calle Almassora y ampliar la acera de 80 centímetros junto a las vías del tranvía

Los vecinos exigen mejoras urbanísticas en la reclasificación del asilo de Santa Mónica

Los vecinos del entorno del convento y residencia de mayores Santa Teresa de Jornet, ubicado en la plaza Santa Mónica y gestionado por las hermanas de los Ancianitos Desamparados han presentado alegaciones a la modificación puntual del plan general de ordenación urbana (PGOU) que tramita el Ayuntamiento de València para ampliar la residencia reclasificando parte del jardín. Los vecinos de este macroasilo, que ocupa una manzana entera entre las calles Almassora, Sagunt y Nador, reclaman que en el acuerdo urbanístico con la congregación religiosa para la reclasificación de la manzana se incluyan más mejoras urbanísticas de las previstas, entre ellas, el retranqueo del muro del convento recayente a la calle Almassora y a la playa de vías del tranvía para poder ensanchar las aceras de esta calle, de apenas 80 centímetros, y tan estrechas que apenas cabe un peatón.

El retranqueo de la tapia, de hecho, fue una de las compensaciones urbanística que en principio plantearon las monjas a cambio de poder incrementar la edificabilidad en el interior de la manzana del convento. El nuevo gobierno tripartito, formado por Compromís, PSPV y València en Comú, sin embargo, apostó como medida de compensación por el retranqueo de la tapia posterior del muro para la apertura de la calle Nador, que actualmente ocupan varias edificaciones y un transformador eléctrico.

Los vecinos del entorno, respaldados por la Asociación de Vecinos de la Saïdia, proponen revisar la remodelación de la manzana del convento manteniendo el objetivo de mejorar la accesibilidad y dinamizar la zona recuperando la propuesta original de las monjas de retranquear el muro lateral para ampliar hasta los tres metros la acera de la calle Almassora, lo que supondría la cesión de 75 metros cuadrados a la ciudad.

Los vecinos aseguran que la ampliación de las aceras de la calle Almassora y la eliminación de la «joroba» que supone en la actualidad los edificios de servicios del convento alojados detrás del muro. Esta estrecha acera es «un peligro», en especial para los usuarios del tranvía, y más concretamente, para las personas que van en silla de ruedas que «tienen que bajar a la calzada porque no pueden circular por la acera de la calle Almassora», apuntan los vecinos en sus alegaciones.

Los vecinos piden que se contemple esta mejora urbanística sin renunciar a la apertura de la calle Nador y su conexión con la calla Mañá y plantean distintas soluciones que pasan en todo caso por crear un espacio peatonal con zonas verdes que permita acceder a los servicios básicos como el centro de salud de la calle Alboraia y el transporte público.

Los vecinos reclaman que la modificación puntual del planeamiento incluya mejoras urbanísticas encaminadas a mejorar la calidad urbanística de esta zona del barrio de Morvedre. Solicitan que se tenga en cuenta la propuesta como Bien de Relevancia Local del convento en la actual revisión simplificada del PGOU y se recabe informe de la Conselleria de Cultura por el impacto paisajístico que puede tener la construcción de un nuevo volumen dentro de la manzana del convento, que además quedará conectado por pasarelas con la construcción existente. Unas construcciones que, afirman los vecinos, «tendrán un fuerte impacto visual» desde la calle Mañá. Añaden los vecinos que en la modificación puntual no se incluye el arbolado afectado por la cesión y la nueva ubicación del centro de transformación. Los vecinos echan en falta igualmente que en la modificación no se incluyan los gastos de ejecución de la futura calle en la zona norte, que en teoría asumirían las religiosas. Cuestionan la solución urbanística para dicha calle, de seis metros, porque tal como se plantea en el acuerdo quedaría flanqueada por un doble muro que la convertiría en una vía «inhóspita e insegura».

El asilo justifica la reclasificación de parte del jardín para dar respuesta a la demanda de plazas ya que, aseguran, la residencia de ancianos tiene una lista de espera de 120 personas.

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