La Comisión de Urbanismo celebrada ayer fue ayer el punto de inicio para que el refugio de la calle Espada salga de su estado de abandono y, más que pasar a tener un uso dotacional, garantizará su pervivencia en el tiempo. Todo ello, después de que la Generalitat rechazara una alternativa técnica presentada al PAI con el que se pretendía edificar por encima del mismo. Se trata de uno de los pocos refugios que quedan en pie en la ciudad pero, a la vez, de los más desconocidos al ser de propiedad privada.

Con capacidad para 380 personas, el refugio pertenece al modelo «adintelado»; es decir, formado por un rectángulo cubierto po runa gruesa losa de hormigón y sustentado por no menos gruesas columnas. Es el mismo modelo que dos de los refugios urbanos más conocidos y que, elaborados ex profeso, han sobrevivido milagrosamente: el de la calle Ripalda (desde hace tiempo, un casal fallero) y el de la calle Serranos (recientemente rehabilitado y que tiene un régimen de visitas).

Las referencias a este refugio siempre han coincidido en dos aspectos fundamentales: que no era sencillo encontrarlo (por lo que hubo que poner un letrero en la salida de la calle) y su estado de abandono. Se trata de una calle escondida del barrio de la Xerea, recayente tras hacer un codo con la plaza de Tetuán.

El refugio conserva, al menos en los pocos informes que se conservan, algunas de las estructuras propias de estas edificaciones, como el banco corrido y aún le quedaban vestigios del sistema de ventilación. Sin embargo, la principal característica es que, tanto en el interior como en el exterior ha sido carne de grafitero. Ha perdido las letras «deco» propias de estos edificios y que, por contra, sí que se podían leer en un bar de la plaza Tetuán.

Bien protegido

La Consellería de Cultura desaconsejó el proyecto de construcción de viviendas en la parte superior del refugio (por otra parte, en buen estado de conservación a pesar del deterioro estético) por considerarlo un bien protegido. Está considerado como un Bien de Relevancia Local, por lo que dentro del Plan Especial de Ciutat Vella, que revisa el planeamiento completo de la zona, se ejecutará un cambio con la propiedad, por el que se le permutará el refugio -que, sin posibilidad de edificar, pasa a no tener ningún valor especulativo- por una cuota de edificabilidad.

A partir de ahí, el refugio pasará a ser un elemento dotacional, al que habrá que buscar alguna utilidad. Los refugios, por su singularidad en la construcción, no permiten muchas posibilidades, aunque su principal activo es, precisamente, rescatarlos de una destrucción a la que caminaban de forma irremediable. Es lo que ha sucedido con el de Serranos.