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La feria desconocida (6)

La Iluminación de la primera Feria

La Iluminación de la primera Feria

La Junta de Feria de 1871, la primera de la historia, sabía que la iluminación de la Feria era uno de los puntos principales de su éxito y destinó 12.000 reales para el alumbrado de faroles de petróleo y flameros de grasa, ya que la Alameda no se encontraba canalizada y no se podía contar con el gas de las fábricas del Marqués de Campo y de Lebón. Aun así a la comisión no le pareció suficiente y la Junta formada por los Sres. Solabo, Rubert y Fabiá, se dirigió a ambas compañías en junio de 1871 con el fin de contratar el suministro de gas. Lebón se opuso a la petición y quien accedió fue José Campo, que ofreció el suministro a la Feria, influido el patricio en esta decisión positiva por su amigo Cirilo Amorós.

Tomando cartas en el asunto, José Campo puso en marcha a su equipo. Su ingeniero, después de analizar el tramo de conducto a instalar y el tiempo de que se disponía, redactó un informe totalmente negativo y confirmó la imposibilidad de su ejecución en el tiempo establecido, tan solo un mes. Esto, en lugar de azorar el ánimo del Sr. Marqués, lo espoleó y siguiendo una de sus máximas como empresario -«la palabra imposible está borrada de mi diccionario»-, movió todas sus influencias y utilizando los presos de la cárcel de las Torres de Serranos, se realizó la canalización hasta la Alameda en un tiempo record. Aproximándose el final de la obra apareció un nuevo obstáculo para su conclusión, llegó desde Madrid la orden ministerial en la que se prohibía el trabajo de los reclusos, teniendo que utilizar otros elementos para su finalización.

No solo se encargó de la canalización del gas hasta la Alameda, sino que regaló el arco de entrada a la Feria, que fue proyectado por el ingeniero Antonio Revenga y adornado por Francisco de Paula Rozas. De estilo neomudéjar ecléctico, estaba sustentado por ocho delgadas columnas estriadas coronadas por capiteles octogonales y ornamentado con cristales y siete mil luces de gas, con una inscripción central con la dedicatoria de Campo a Valencia. Para la iluminación el marqués de Campo trajo desde Inglaterra combinaciones de aparatos para aumentar los efectos al ser encendido.

Las pérdidas que reportó a José Campo este apoyo incondicional a lo que fue la primera feria de Julio ascendieron a 10.000 duros.

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