El siglo XVII se caracterizó por la influencia del arte Barroco. Un estilo donde la expresión, la ostentación y la exageración estaban muy presentes. Y una época donde la iglesia, fundamentalmente la católica, pero también la protestante tras la escisión iniciada por Lutero, ejercían gran influencia en el arte, mediante el cual trataban de evangelizar, de inculcar su ideología y de plasmar ideas como la devoción o la conmoción. Es el momento en que en València destacan pintores tan reconocidos como Francisco de Ribalta (1565-1628) y José de Ribera (1591-1652).

Ambos son, todavía en nuestros días, las grandes referencias en València de esta época, pero también hubieron muchos otros que crearon obras realmente destacables. Una representación de estas ha sido recogida por el Museo de la Catedral para crear su primera sala dedicada, exclusivamente, al Barroco valenciano. Además, esta ha servido también para recuperar el pasaje que comunica la Seo con el Palacio Arzobispal,por encima de la calle Barchilla.

Esta sala, como explica a Levante-EMV la catedrática de Historia del Arte en la Universitat de València, Mercedes Gómez, viene a «aumentar la oferta expositiva del museo y es muy útil para ofrecer una imagen más desahogada del mismo». Así como para «contar con una distribución cronológica donde, hasta ahora, faltaba la época del Barroco».

Gómez reconoce que los propios profesores de Historia del Arte, como ella misma, habían solicitado crear una sala de estas características. Agradece la buena disposición de la catedral en ello y asegura que, ya en el próximo curso, sus alumnos tanto de grado como de máster visitarán estas nuevas instalaciones donde conocerán de cerca las obras valencianas del siglo XVII.

Sin obras de Ribera

En esta línea, los visitantes a la catedral y a su museo pueden disfrutar desde el pasado mes de junio de esta sala barroca en la que, no obstante, se echa a faltar alguna obra de José de Ribera. El pintor de Xàtiva es el gran ausente en esta exposición donde, alguna obra suya hubiera significado un salto de calidad y una excusa realmente significativa para aumentar las visitas.

De hecho, tampoco hay ninguna obra propiamente dicha del otro gran referente, Francisco de Ribalta. Lo que más se le aproxima es la «Virgen contra la peste» que, aunque al no estar confirmada la autoría está firmada como de la Escuela de Ribalta.

Sea como fuere, esta obra podría resumir a la perfección las propiedades de este arte Barroco donde el expresivismo de los ángeles que lanzan rayos y centellas, representando la peste, tiene continuidad con las imágenes lúgubres de los ciudadanos o de las figuras, más iluminadas, de la Virgen y de Sant Vicent Ferrer, un personaje muy presente en toda la catedral y que no podía faltar en esta sala del Barroco.

Ante la ausencia de las «grandes estrellas» de la época, hay que recurrir a otros autores de menos postín, pero que también contaron con el beneplácito del clero de para firmar con ellos contratos y, por tanto, obras donde la religión y su ideología era la gran protagonista. De este modo, esta nueva sala rinde homenaje a otros dos autores valencianos como son Evaristo Muñoz Estarlich (1684-1737) y Jerónimo Jacinto de Espinosa (1600-1667). El primero de ellos fue el autor de la obra «Adoración de los Reyes», que representa una de las escenas más comunes en la pintura religiosa, pero que también está cargada de emoción y dinamismo.

Por su parte, Espinosa está representado con la obra «Escenas de la vida de San Juan Bautista», que describe cuatro momentos de la vida del santo. Espinosa se trasladó a València desde Cocentaina, su ciudad natal, aún siendo niño y pronto empezó a destacar por su excelente técnica. De hecho, tras la muerte de Ribalta en 1628 recibió numerosos encargos de gran cantidad de órdenes religiosas. Otro autor presente es Pedro Orrente (1548-1645). Nació en Murcia, pero se formó tanto en Toledo como en el norte de Italia y se trasladó un tiempo a vivir a València, donde rivalizó con el propio Ribalta. Precisamente, en esa época de gran creación pintó «La predicación de San Pedro Pascual» que también puede apreciarse en esta nueva instalación.

Obras anónimas

En la sala se pueden apreciar otras obras cuyo autor no se ha determinado todavía. Entre ellas están la «Virgen de las Tocas», que procede de Benigànim. O el «Ecce Homo», que llegó desde la Real Cofradía de los Pobres de la Cárcel de San Narciso. Así como la «Purificación de Nuestra Señora», inspirada en un cuadro de Rubens, o la «Cornisa de San Jorge» que ya está fechada ya en el s. XVIII.

Más extraña es la presencia en la sala de un «Manto de la Virgen de Agosto» que data del siglo XX y que, por tanto, no correspondería a la época del Barroco. En su lugar, más bien, correspondería incluir alguna obra de los ausentes Ribera o Ribalta.