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Tráfico

El cierre del acceso al camí Vell de Torrent aisla a más de 700 vecinos

Afectados exigen la reapertura del vial que conecta con la autovía para no aislar alquerías y empresas

Acceso cortado que impide la conexión de la CV-36 con el Camí Vell de Torrent. M. A. MONTESINOS

El cierre del acceso que comunicaba la autovía CV-36 con el camí Vell de Torrent aísla a los vecinos y trabajadores de la zona, que se ven obligados a recorrer casi tres kilómetros más en cada desplazamiento, lo que supone un retraso de más de 15 minutos por trayecto. Este cierre desencadenó en una modificación del recorrido que afecta a más de 700 personas de localidades como Picanya, Torrent, Alaquàs, la Torre o San Isidro entre las que se encuentran residentes de las alquerías aledañas y trabajadores de empresas cercanas como Autocares Ballester, Autocares Causera, Centro Integrado Público de Formación Profesional Faitanar (CIPFP) o comunidades de regantes de pozos o acequias, como la de Mislata, entre otros.

Los usuarios se ven ahora obligados a desplazarse por una vía de servicio mal señalizada y de visibilidad reducida hasta llegar a un polígono a las afueras de Picanya desde el cual poder acceder a la autovía.

Vicent Lluch, vecino de la alquería Maroto en San Isidro afectado por el cierre, presentó hace un par de meses un informe dirigido a la Conselleria d'Habitatge, Obres Públiques i Vertebració del Territori solicitando la apertura del acceso. El informe, respaldado por diversas asociaciones vecinales y que recogía más de 700 firmas separadas por secciones, proponía el incremento de los controles de velocidad o la remodelación del carril bici que cruza la zona, entre otras propuestas, con el afán de «mantener vivo un camino que tradicionalmente ya existía». Y, es que, fue una queja de una ciclista denunciando que su vida peligraba por el tránsito de los vehículos, según apunta Vicent Lluch, el motivo del cierre del acceso.

Hace 25 años que se construyó el carril bici que rodea el territorio, pese a la poca afluencia de este tramo ciclista, y este no está exento de polémica. Dos ciclistas han perdido la vida en los últimos diez años por las condiciones del trazado, no por el tránsito de automóviles. De hecho, según la revisión simplificada del Plan General de València, el tráfico motorizado en la zona es bajo. A excepción del kilómetro y medio de longitud del carril, este no tiene más continuidad y la visibilidad es reducida.

Actualmente, el Síndic de Greuges se encuentra estudiando el caso desde que el pasado 20 de junio aceptase la documentación presentada por Vicent Lluch.

El afectado denuncia que medidas como esta contribuyen a la desaparición de las alquerías debido a su mala comunicación. «Si incomunicas la huerta, la destruyes», comenta. Además, se lamenta de la situación de desprotección a la que se enfrentan por «un carril bici mal hecho».

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