Desde hace tiempo, la oposición municipal a Pere Fuset, especialmente desde el PP, tiene como tema estrella los contratos menores. Con lo que gobierno y oposición despidieron julio con un agrio enfrentamiento de comunicados y opiniones. Félix Crespo centró su crítica en el coste del evento, «1,2 millones», que tilda de «despilfarro para autopromoción y autocomplacencia del concejal» y en el fraccionamiento de pagos de «infraestructuras, cuando debía convocar concurso público». A lo largo del mes, Crespo ha estado bombardeando con diferentes críticas, incluyendo ese fraccionamiento, la fecha de firma de contratos y las «irregularidades administrativas y en la seguridad».

A nivel de contenidos, Crespo se refiere al calendario pirotécnico por la ausencia de castillos los sábados (sustituidos por cuatro fórmulas diferentes de disparos), además de reprochar la «desorganización en la gestión de venta de palcos» por el error informático. En definitiva, «una campaña personal de imagen para las primarias de Compromís sin reconocer ni un sólo error».

Pere Fuset salió en turno de réplica asegurando, sobre el PP, que «su oposición es tan apocalíptica y sobreactuada que solo rebela que hace desde las vísceras y no desde la razón. Nadie duda que la valoración ciudadana sobre la Gran Fira dista mucho de lo que expresa un PP que confunde oposición con crispación. Estamos muy satisfechos por las buenas opiniones una ciudadanía que que agradece la evidente revitalización de la fiesta». Especialmente crítico fue con las críticas por la ausencia de Joan Ribó. «El señor Crespo debería leer dos veces lo que le escriben. Es una bajeza moral utilizar la lumbalgia del alcalde como una supuesta desaprobación a mi gestión».

De la política de contratos sin fiscalización pasó al contraataque: «debe recordar durante sus años de gestión acumula una media de 900.000 euros al año en facturas sin contrato ni fiscalización ni previa ni posterior. A estos , en ocasiones inevitables "reconocimientos de la obligación" cabe sumar evidentemente otros muchos millones de euros en contratos menores - que en su caso no sabemos si hacia a dedo o con el codo -, absolutamente legítimos al tratarse de miles de pequeños conceptos muy diversos. Contradice con palabras sus hechos de 24 años».

En definitiva, tilda las críticas como «una barbaridad que solo puede decir quien no tiene la mínima noción de lo que es gestionar como la señora Picó de Ciudadanos o quien, a pesar de haberlo hecho durante años, y sabiendo que nunca mas volverá a ejercerlo se hace oposición a su propia gestión con un cinismo irresponsable».