ivero, Simón y de Gayano. Esa receta ya se cocinó y se sirvió de forma brillante, en la Corte de Honor de 2015, bajo el nombre de Sara. Tiempos de Estefanía López, Empar del Remei, Ana Alonso, Lourdes Theureau, Laura Cuesta? nombres que nos suenan como historia reciente, como lo fue entonces Sara Rivero. Ahora es su hermana mayor, Elena, la que hará el paseo por la Fonteta como remate a su segunda presencia en el trono de la comisión. Y que llegó casi sin querer. «Nadie quería ser fallera mayor». Asombroso siendo la tercera comisión más grande de la ciudad, con casi trescientas mujeres. «Las que quieren ser son a partir de ahora, otras ya habían sido, otras prefieren ser mamás? esto de estar ocupados todos los fines de semana a veces asusta. Y nos encontramos con que no, que no teníamos fallera mayor».

Y con un detalle añadido: el presidente es César Rivero. Papá. Que se quedaba sólo. «Las amigas ya llevaban unos meses intentando convencerme y, al final, no podía permitir que Gayano no tuviera fallera mayor. Me lo pensé una semana. Y decidí dar el paso. Y no me arrepiento para nada. Me lo he pasado como nunca». A pesar de que, dicen, segundas partes no siempre son mejores. «Ya había sido fallera mayor hace once años. No quería repetir la experiencia tan bonita y quedarme con un mal sabor de boca. Pero ha salido tan, tan bien? sin tener nada que ver con la primera vez, que es la mejor decisión que podía haber tomado». Pero avisa. «¡Ya no repetiré por tercera vez!». O por cuarta, según se mire, porque fue infantil en el año 1996.

Afronta la final con las buenas sensaciones vividas hace tres años con su hermana. «Cada año es una corte diferente, pero cuando ves un año como el que vivimos con mi hermana, vale mucho más la pena intentarlo. Por la buena relación entre ellas, entre las familias? hasta los padres vinieron a verme a la preselección».

Un otoño de pruebas, puesto que tendrá las falleras y las laborales: las oposiciones de enfermería, cuya preparación ha compaginado con una bolsa de trabajo en el Hospital Clínico. «Hace diez años que no se convocan. Lo tendré muy difícil, pero voy a intentarlo y a conseguir puntos también». Un trabajo pensado casi desde niña. «Me gusta mucho ayudar a la gente y todo lo que supone sanidad. Primero quería ser médico, pero al final me dio un poco de miedo y me quedé en enfermería. Y no me arrepiento. Es un trabajo con humanidad. Es bonito que te cuiden cuando no te encuentras bien». Ha trabajado en centros de salud, en el Hospital Arnau, en el IVO? experiencias de todo tipo y sensación para endurecerse personalmente. Y rematado con un fallerío confeso. «En la comisión he pasado por todo: play back, infantil, juvenil, cultura, he sido clarinete en la banda? este año quería estar en festejos, pero...». La adscripción dependerá de lo que suceda en la Fonteta. Y además, la falla se lleva a casa con su padre presidente. «Tiene momentos de estrés, pero también es algo que le gusta, que le distrae del trabajo. Luego se desahoga con nosotras? Es una mezcla de sensaciones». Que les da vida en casa. «¿Por qué somos de Gayano? Porque es el barrio al que llegaron mis padres cuando se casaron. De novios eran de la avenida del Cid, pero vinieron aquí y se apuntaron a la falla del barrio». Que por entonces era pequeña y tranquila y que, ahora, desde hace unos años, están que se salen. Elena también intentará salirse en la Fonteta.