La Concejalía de Movilidad del Ayuntamiento de València prepara la sustitución de las placas que se colocaron hace un año en las calles con nombres franquistas para eliminar definitivamente esas denominaciones una vez superado el plazo de convivencia previsto. Las nuevas señales se harán según el nuevo diseño introducido por el consistorio a principios de verano, con la franja amarilla en el lateral, el barrio y una explicación del nombre.

Fue en el mes de septiembre del año pasado cuando el Ayuntamiento de València, en cumplimiento de lo dispuesto en la Ley de Memoria Histórica, eliminó el nombre de 51 calles de la ciudad que hacían referencia a personas o hechos vinculados al franquismo o la dictadura, entre ellos algunos tan conocidos como General Urrutia, Marco Merenciano o Barón de Cárcer.

No obstante, para facilitar la transición y no perjudicar a comerciantes, empresas y particulares, decidió que ambos nombres, el viejo y el nuevo, convivieran durante un año, por lo que las nuevas placas llevan la nueva denominación y por debajo, en letra más pequeña, el nombre antiguo.

Ahora, ese plazo de un año está a punto de expirar y ya se preparan las placas definitivas, de las que desaparecerán definitivamente los nombres franquistas.

Esas nuevas placas, además, se ajustarán al nuevo diseño presentado por el ayuntamiento en el mes de junio. Serán, por tanto, placas azules, con una banda amarilla en la parte izquierda en la que se visualizará el escudo de la ciudad y las letras «VLC». En la placa figurará el nuevo nombre, el barrio al que pertenece la calle y una breve explicación de la denominación, de manera que todo el mundo entienda de qué personaje se trata o a qué obedece el nombre.

Estas nuevas placas ya se han empezado a colocar en la ciudad, por ejemplo, en la calle dedicada recientemente al policía asesinado en València, Blas Gámez. No obstante, la idea no es sustituir todas de golpe, sino hacerlo progresivamente, a medida que se vayan deteriorando y sea necesaria su sustitución.

Aviso a los afectados

Por lo que se refiere al impacto administrativo de la medida, en su día el Ayuntamiento envió 20.000 cartas a los vecinos afectados por el cambio de nombre para advertirles de ello y aconsejarles cambiar todas las direcciones. Con el periodo de un año se esperaba, así mismo, que los establecimientos comerciales o las empresas pudieran adaptar sus tarjetas, bolsas, folletos, publicidades, carteles etc. Y pasado este tiempo todo indica que la transición ha sido la correcta, independientemente de que haya opiniones a favor o en contra del cambio de nomenclatura. También el consistorio ha adaptado sus ficheros o documentos tan importantes como el padrón, cuyos datos comparten todos los servicios municipales.

Como curiosidad, hay que decir que de los 51 nuevos nombres hay 23 mujeres, valores como la «solidaridad», o elementos literarios como la «poesía».

Otro detalle es que gran parte de los nombres, una treintena, pertenecen al barrio de Antonio Rueda, dedicado casi por completo a personajes ilustres de la Falange. En este barrio hay también una gran placa que hace mención a sus construcción por la administración de Franco e incluso un monolito en una rotonda que hace mención a esa cuestión. Estos elementos están por retirar.