«Satisfacción. A medias, pero satisfacción por lo menos». Este es el resumen con el que la familia March acoge la decisión municipal de tar una tregua a la casa-taller del barrio del Carmen, cuya continuidad está en entredicho y, con ella, el debate sobre la protección de patrimonio secular y si es compatible con la rehabilitación y cuidado de otros patrimonios no menos añejos, como es la muralla árabe de la ciudad.
Y es que, desde el ayuntamiento se les ha comunicado que el consistorio va a girar su decisión sobre el inmueble de la calle Mare Vella. El taller, que dispone de una abigarrada colección de elementos, tanto de utillaje artesano como de producto terminado, quedará protegido en lo que es su contenido: tanto el material como el inmaterial. Es decir, la actividad didáctica y divulgativa que se desarrolla tras sus paredes.
¿Cual es el problema? Que el inmueble como tal no queda protegido. Lo que deja a la familia con la duda en el cuerpo. «Tenemos claro que esta legislatura no pasará nada, pero así quedamos condicionados a lo que pueda suceder en el futuro». Es decir, un cambio de opinión.
«Lo que está claro es que no van a derribar el taller, que no es poco. Pero vamos a continuar con nuestra labor de reivindicar su protección», aseguraba Jesús March, habitual portavoz familiar. De hecho, ayer estaban recogiendo firmas en la Plaza de la Virgen.
El mes de septiembre empezó con una jornada de visualización del problema en el Mercado Central. Pocos días después, la familia (que lleva utilizando la casa taller para realizar trabajos artesanos desde hace siglo y medio) se reunió con el alcalde Joan Ribó y la concejala de cultura Gloria Tello. «Salimos con muchas mejores sensaciones que en otras ocasiones. Nos han instado a presentar una alegación y seguir trabajando en el tema». Otro aspecto esperanzador es que «el edificio queda ahora dentro del plan de ordenación, cosa que antes ni eso ocurría».
¿Por qué es tan importante la casa taller March? Por ser un vestigio de una actividad secular, cuando en el centro de la antigua ciudad se vertebraba la actividad comercial al abrigo de estos espacios, originarios de la València musulmana. En su interior hay una porción de la muralla de dicha época, por lo que se había anunciado el derribo del edificio para rehabilitar el muro.
