La niña Alicia Cordellat Cervera vestida de ángel saldrá del interior de un artefacto en forma de 'Carxofa' y entonará el «Glòria a Déu en les altures» este fin de semana en la pedanía de Castellar-Oliveral. La iniciativa, recuperada en 2011 por la Associació d'Amics de la Carxofa, revive una tradición que tiene su origen en la Edad Media. El Cant de la Carxofa se representa también en Alaquàs, Aldaia, Silla, Quart de Poblet, Picassent y, desde este año, Catarroja, además del Barrio del Carmen. Consistorios y entidades han impulsado una petición para que la Generalitat Valenciana declare este canto declare Bien de Interés Cultural inmaterial.

El motete se entonará el domingo, 16 de septiembre, dentro de los actos de las fiestas patronales de Castellar, en honor a la Mare de Déu del Rosari. Alrededor de las 22 horas y al finalizar la procesión, ante la imagen del Cristo, se abrirá la Carxofa y aparecerá el niño que ha sido previamente seleccionado en una prueba pública. La entidad difunde la tradición en los colegios, a través de un auca, y anima a escolares a presentarse, según explica la directiva Matilde Llop. Y en una determinada fecha, similar al caso de Alaquàs, se realiza una convocatoria donde la directora del coro Ana Rodrigo, por un lado, y el público, por otro, votan y deciden.

Un artefacto de 1949

Según fuentes de Amics de la Carxofa de Castellar-Oliveral, el artefacto «data del año 1949 puesto que el anterior se quemó en la Guerra Civil». Está construido en tela verde sobre bastidores de madera y pintado al óleo (atribuido a los artistas locales Federico Siurana y Felip Ferrer), representa una alcachofa con el tallo hacia arriba, y cuenta con un sistema de tramoya y de iluminación «que le otorgan un carácter singular y único». Estará situado a unos cuatro metros de altura, en el lado izquierdo de la puerta de la iglesia donde también se montará un entarimado para director, coro y orquesta.

Amics de la Carxofa de Castellar-Oliveral tiene actualmente más de 350 socios que con sus donaciones anuales hacen realidad la tradición, año tras año, junto a la Cooperativa Eléctrica de Castellar. Este año cuenta además con una «ayuda importante» del Ayuntamiento de Valencia.