En la acelerada carrera que ha emprendido el Ayuntamiento de València para regular cuanto antes el fenómeno de los vehículos compartidos de alquiler en la vía pública, los motos y coches eléctricos han tomado una clara ventaja sobre los patinetes. De hecho, y según explicó el concejal delegado de Espacio Público, Carlos Galiana, motos y coches tan solo necesitan la aprobación de una tasa de Hacienda por su actividad, mientras que las compañías que pretendan operar con vehículos de movilidad personal, además de la tasa, deberán esperar a que se apruebe la ordenanza de movilidad, de la que se expone este mes el borrador.

Mientras motos y coches tienen ya una ordenanza en vigor (la de circulación de 2010) y está claro cómo se deben usar y estacionar en la vía pública, los patinetes eléctricos y el resto de vehículos de movilidad personal carecen de una norma específica. «Nos preguntamos dónde pueden aparcar los patinetes porque no lo sabemos, y hasta que esa pregunta y la de por dónde pueden circular no se resuelva, no van a poder operar estas compañías», aseguró el edil.

A todas las empresas de servicios de vehículos compartido se les aplicará una tasa por actividad en la vía pública que la concejalía de Hacienda está ya estudiando. Y además ya pagan otros impuestos como el de matriculación y circulación.

En València solo opera, de momento, una empresa de motos eléctricas compartidas, aunque otra compañía con capital valenciano ya anunciado su implantación otra este mismo mes de septiembre.

Patinetes

En cuanto a los patinetes eléctricos, hasta 12 empresas han mostrado su interés de desplegar sus vehículos en València, aunque solo la norteamericana Lime los llegó a «soltar» en la calle. Tras un «tiro y afloja» con el ayuntamiento, finalmente sus productos fueron retirados por la Policía Local y, de momento, no han intentado operar de nuevo.