La suerte que tienen aquellos que habitan en barrios con idiosincrasia de pueblo es que no pierden con facilidad la identidad, esa que se despersonaliza en la ciudad. Por eso, Marta Alacreu puede decir en voz alta que es nieta de «Ramón el Taronchero» o que es sobrina de «Mariano el de La Barraca de Mariano», ese espacio singular donde se celebran eventos al calor de una buena paella y donde, por ejemplo, se grabó el último cortometraje navideño de LevanteTV, lleno de falleras mayores de València. Allí echa una mano siempre que puede mientras se prepara para el futuro. «Acabo de terminar Magisterio de Educación Primaria Especialista en Inglés. Durante el año también doy clases de repaso a niños, tanto de inglés como de otra materia. Ahora quiero seguir con mi formación, prepararme las oposiciones, hacer masters... la suerte es que los idiomas ya lo tengo». Para ello también se reforzó viviendo en Utrecht, Holanda, «haciendo prácticas en un colegio de allí. Una experiencia única, totalmente recomendable», de la que salió consciente de la importancia del bilingüismo. «No hay un holandés, sea la edad que sea, que no sepa hablar inglés. Los niños salen con el idioma incorporado». Y por si fuera poco, «veraneo en Denia y allí tanto amigos holandeses, alemanes... siempre en contacto con otros idiomas».

Pasión infantil que traslada a las fallas. «Me gustan los musicales, el teatro, hacer los ensayos con los niños... soy fallera de toda la vida. Fui fallera mayor infantil en 2006». Como nació en mayo, hizo su debut oficial con nueve meses en la Ofrenda. «Con un vestidito verde que me hicieron las "iaias"» Y este año fallera mayor. «Somos setecientos. Ya me lo planteaba desde que fui infantil. Mi madre lo había sido en 1985 y esperaba mi momento y ahora, acabando la carrera, con el grupo de amigas que lo han sido, era cuando tocaba. Para 2019 también lo es una muy buena amiga mía. Dejamos el cargo y continuamos. En nuestra comisión se vota cuando hay más de una candidata, pero en mi caso me presenté yo sola». Una trayectoria en la que recuerda que «en mi año de infantil era el 75 aniversario y mi madre también se vistió. Ese año fui también vestida de fallera a la visita del Papa a València». Y este año... «en casa, el que no es fallero es mi padre. Pues bien: nos dio la sorpresa a mi y a mi madre de que el día de la Ofrenda apareció por la puerta vestido de valenciano para hacerla con nosotros. Y un traje hecho a medida, sin decir nada a nadie... que se vistiera por mi fue una de las cosas más bonitas de mi reinado».

La comisión de Castellar ha tenido dos falleras elegidas en cada década: los ochenta, los noventa, la primera del siglo... pero en los años diez todavía no se han estrenado. La década se acaba y ella es una acreditada opción para reverdecer laureles.