Usted es el CEO de Copenhagenize y realiza cada año un ranking mundial sobre las mejores ciudades para los usuarios de la bicicleta. ¿Qué necesita València para figurar en ese prestigioso índice?

Tiene que entrar en el ´juego´. Quiero decir, en el índice puedes encontrar ciudades que trabajan por la bici desde hace mucho tiempo, como Copenhague o Ámsterdam, pero ahora puedes encontrar ciudades de cualquier parte, como Buenos Aires. Hay ciudades que invierten muchísimo dinero y cambian sus infraestructuras muy rápido. Y ese es el ´juego´ ahora. No estamos hablando de dar pequeños pasos, sino de dar saltos. Estuve en Antwerp (Bélgica) hace unos días, y me preguntaron cómo pueden escalar en el ranking. Ellos son actualmente el número 7, y les dije que deben seguir invirtiendo sin parar. Aquí en València estamos en el principio, si quieres impresionar al mundo y quieres que todo el mundo hable de ti, entonces tienes que trabajar rápido. Todo el éxito de las nuevas ciudades pro-bici tiene políticos que han dicho "ahora". Por ejemplo, Oslo el año pasado quitó 1.800 plazas de aparcamiento y construyeron 140 kilómetros de infraestructuras bien diseñadas e hicieron el centro libre de coches en cuatro años. Esta es la nueva manera de trabajar y es lo que València necesita hacer. València está hablando de trabajar en esta dirección y eso es bueno, como también la visión que tienen de la movilidad; es muy moderno y no tiene nada de locura, pero necesita cambiar ya. He venido caminando 25 minutos esta mañana y todavía no es una ciudad para las bicicletas, pero tiene un gran potencial.

Es decir, ustedes buscan más una revolución que una evolución.

Oh, creo que voy a hacer mía esa reflexión (ríe). Sí, es que no es tiempo para hablar porque las personas en nuestras ciudades están muriendo. No es por diversión el que queramos poner las bicicletas en las calles de nuestras ciudades, es porque la gente muere por la contaminación, por atropellos... Tenemos prisa porque el trabajo de una ciudad es proteger a sus ciudadanos y la calidad de vida de las ciudades. Viendo el tráfico que hay aquí, València necesita ser más pragmática. Hay demasiados coches en esta ciudad y ocupan demasiado espacio. No es un medio eficiente para mover a las personas. Nosotros sabemos cómo hacerlo: en un carril bici convencional de Copenhague se mueven 9.500 ciclistas por hora, con autobús creo que unas 40.000 personas, por supuesto. Pero un carril de coches solo puede mover 1.300 personas por hora, y hablamos de tráfico fluido, no cuando hay atascos. El ciclismo es un modelo de negocio para València, no es un sueño de la izquierda ni nada de esto... ¿Quieres una ciudad mejor, una vida mejor, una ciudad moderna? Pues invierte en infraestructuras ciclistas. Los coches no hacen de València una ciudad moderna.

Usted asesora a ciudades y gobiernos de medio mundo en materia de movilidad. ¿Existe una receta infalible para transformar una ciudad?

Todo lo que necesitamos ya está inventado y eso hace la receta muy fácil. Sabemos cuáles son las mejores infraestructuras para la bici porque las llevamos ensayando y probando desde hace cien años. La receta es no apiñar las bicicletas en el reparto actual del espacio público, sino democratizar el espacio público. Para los próximos cien años tenemos que darle el espacio público a los transportes más eficientes y quitárselo a los que no lo son. La receta es muy simple, con pocos ingredientes, pero deliciosos. Tenemos el espacio, sabemos cómo diseñarlo, y vamos a hacerlo ya. Dejemos de hablar, actuemos rápido como Buenos Aires, Oslo o Mineápolis, ¡Mineápolis!, que tiene -30 grados en invierno, Calgary en Canadá e incluso ciudades en Rusia. Cuando Rusia lo está haciendo, quizá es el momento de que València lo haga también, ¿no?

El concejal de Movilidad de València, Giuseppe Grezzi, tiene más buena prensa fuera de València que en su propia ciudad. ¿Eso es que está haciendo bien las cosas o no?

En esta era, tener una buena ´Marca València´ es importante,porque quieres que la gente hable de València y oír mucho sobre ella. Nadie hablaba de la movilidad de Buenos Aires o de su alcalde hasta que de repente construyeron 140 km de infraestructuras ciclistas. Así que València tiene que predicar con el ejemplo y hacer lo que dice, pero si quieres inspirar a otras ciudades, la clave está en hacer las cosas más rápido para estar en la ´premier league´. En definitiva creo que es buena esta visión que se tiene de Grezzi, porque la gente habla de la ciudad y eso significa que está haciendo bien su trabajo. Y ahora con el alcalde que tenéis, además tenéis una visión de la ciudad muy clara, como convertirla en la mejor ciudad mediterránea para la bici, y eso es un objetivo ambicioso y bueno. Que una ciudad quiera pasar de un 5 % de usuarios ciclistas a 7 % es un poco bluff. Tenemos un 5 % y queremos un 30 %, eso sí, pero hay que hacerlo.

Pues hay muchos políticos en esta ciudad que acusan a Grezzi de hacer los cambios demasiado rápido.

Quien diga que se va demasiado rápido es que no le importan la vida de las personas que están muriendo por polución o accidentes. Si te importa eso, entonces trata de resolverlo. Si tienes un ataque al corazón no dices 'bueno en un par de semanas iré al médico', ¡no!, vas enseguida a operarte. El tráfico en València es como un ataque al corazón que lleva sufriendo desde hace 60 años y ahora necesita cirugía muy rápido.

¿Cómo consiguió, por ejemplo Copenhagen, resolver los conflictos entre peatones y ciclistas?

Fácil, le dimos a cada uno su espacio. Todo el mundo sabe cuál es su espacio y no está permitido circular en el espacio de los peatones, salvo en algunas zonas peatonales compartidas en las que las bicis pueden ir a baja velocidad. Una de las cosas más raras que veo en las ciudades españolas es que las bicicletas pueden circular por las aceras. Si quieres diseñar una buena ciudad para todos, dale su espacio a todos. El anillo ciclista para mí es un buen inicio, pero ahora hay que continuar porque el espacio lo tenéis. Es una cuestión de democratizar el espacio, no de quitárselo a los coches. Las calles se hicieron para las personas mucho antes de que llegaran los coches a nuestras vidas y ahora tenemos que recuperar esa democracia.

Necesitamos ciudades más sostenibles para intentar frenar también el cambio climático. ¿Cuál es su opinión sobre los vehículos eléctricos?

Tengo un amigo experto, que ha estudiado mucho esto, y me dice que si todos los coches en Europa fueran eléctricos, necesitaríamos 50 nuevas centrales nucleares para abastecerles de electricidad. ¿Es ahí dónde queremos ir? El coche eléctrico está guay porque no emite emisiones, pero sigue matando personas y sigue ocupando el espacio público, porque resulta que el 95 % de los coches no se mueven en todo el día, pero ocupan espacio. No se trata de cómo seguir teniendo coches en las ciudades, sino cómo podemos mover a la gente en las ciudades. Peatones, buses, bicicletas, quizá algunos coches está bien, pero la cuestión es cómo mover a la gente. Lo de los coches eléctricos es como la parábola del vino nuevo en viejas botellas.

¿Y sobre los sistemas de vehículos compartidos?

Están de moda, sin duda. Creo que los sistemas públicos de bici compartida son necesarios y lo tienen cientos de ciudades del mundo. Los sistemas de coches compartidos también son interesantes si tenemos en cuenta que el 95 % del tiempo están sin usarse los coches privados. En Helsinki, en 2013, se prohibió entrar con el coche en la ciudad, puedes tener uno pero lo tienes que aparcar en las afueras de la ciudad, y allí coger un coche compartido, una bici compartida, metro, bus, lo que sea. Este es el nuevo estándar en las ciudades, porque muchas veces no somos capaces de mirar más allá de nuestra ciudad, cuando en otras nos demuestran que se pueden hacer cosas muy rápido. Si València quiere ser una ciudad moderna, tiene que entrar en esta dinámina.

Usted conoce muchas ciudades del mundo... ¿también se está produciendo como en València una explosión del uso de patinetes? ¿Qué le parece este nuevo invitado de las ciudades?

Sí, está pasando en todas partes. Fíjate en San Francisco. Pero por dónde tienen que ir, ¿por los carriles bici, por las aceras? No lo sabemos aún porque es demasiado nuevo. La verdad es que en Copenhaguen no se ven muchos, pero pueden circular por el carril bici. Es interesante saber hacia dónde vamos con estos nuevos artilugios, aunque algunos como el monociclo me parecen estúpidos y desaparecerán porque son un juguete. Probablemente los patinetes eléctricos han llegado para quedarse, pero ¿es un problema para la gente que va en bici? Aún es pronto para saberlo. Desde luego son mejores que un coche, pero también es cierto que mucha gente que usa los patinetes no proceden del coche, sino que antes solían andar o ir en bici, y me preocupa porque no es un medio de transporte que cuide precisamente la salud de las personas.

No sé si conocía anteriormente València y tampoco sé si puede darme una valoración desde el punto de vista de la movilidad.

Pues hay ciudades españolas que, como Sevilla, cambiaron a gobiernos de izquierdas hace muchos años y que València ha tenido un problema ´único´ (ríe) y por ello esta ciudad ha empezado tarde su transformación comparada con otras como Barcelona, Sevilla o San Sebastián. No hablamos de Madrid porque está considerada una de las peores en el mundo para los ciclistas. València gracias a la visión y pasión del alcalde y de Giuseppe Grezzi tiene un estímulo muy importante; sé que en València se están haciendo cosas, me he informado bien de la situación. Quiero ser positivo, pero al mismo tiempo tengo que se un poco crítico. En resumen, la visión es muy buena, una de las más decididas que he visto en años, pero tienen que ser más rápidos. Quiero volver dentro de un año y ver los cambios. Si lo hacen nos impresionarán de verdad. Y lo digo porque he visto otras ciudades que han explotado en el desarrollo de su movilidad, es decir, ha sido un ´boom´ y veo que es posible. Construir más carreteras es enterrar el dinero, invertir en la bici es tener un retorno elevadísimo, nos lo han demostrado muchas ciudades. Mira Sevilla, pasó de un 0,1 % de usuarios de la bici a 7 % en cuatro años. Necesitamos otra Sevilla cada cinco años, pero hay que tener los cojones (lo dice en castellano) de hacerlo, y te convertirás en una ciudad moderna y famosa en el mundo. Necesitamos ciudades líderes y necesitamos acción.

La pedagogía parece que es muy importante en cualquier proceso de transformación de una ciudad. ¿Qué mensaje se le debe transmitir a los millones de usuarios de coches para convencerles de un cambio necesario?

En la historia del homo sapiens siempre hemos querido una cosa: ir del punto A al B de la manera más rápida posible. Así que no tienes que convencer a nadie. Copenhaguen nunca trató de convencer a nadie de los beneficios de usar la bici, nunca colgó un cartel diciendo ´ir en bici es bueno para ti´, no. Ellos construyeron la infraestructura y consiguieron que las bicis fueran el medio más rápido para ir del punto A al B. Y lo sabemos porque cada dos años, desde 1996, se lo preguntamos a la población y la respuesta siempre es mayoritariamente la bicicleta. Copenhague es una ciudad en la que todo está a una distancia de 20 minutos, en bicicleta o combinándola con otros medios como el metro o bus. Más o menos como València y eso es muy interesante. Si le demuestras a la población que la bici es la más rápida, conseguirás que la usen. Cuando los usuarios de coches en un atasco ven pasar a las bicis rápido, entonces se lo piensan mucho. Esto es convincente. No hace falta decir que la bici es saludable, que lo es, sino conviértela en la principal elección cada mañana. Entonces se darán cuenta también de los beneficios que tiene para la salud. Pero a la gente no le importa ni que sea saludable, ni buena para el medio ambiente ni nada, solo que te lleve del punto A al B lo más rápido posible.