El arquitecto César Portela, autor del diseño de la Estación Central de València, participó ayer en el Taller Internacional del Paisaje que se celebra en la Universidad Politécnica de València, donde explicó sus proyectos de regeneración de bordes marítimos en varias ciudades de Galicia y Andalucía.

El arquitecto evitó pronunciarse sobre la Estación Central, un proyecto, en su día «ilusionante» que «quedó paralizado» por la crisis económica, aunque Portela no pierde la esperanza de que «se retome» en algún momento. Hablar de este proyecto es como hablar de «un fantasma», por lo que ayer Portela no quiso extenderse en muchas explicaciones ante las preguntas de este diario.

El reconocido arquitecto gallego, Premio Nacional de Arquitectura, aseguró que València necesita una estación central intermodal y pasante. Es «una obra necesaria», aunque hasta la fecha ni el Ministerio de Fomento, ni la Sociedad Valencia Parque Central (cuyo director general, Salvador Martínez Císcar, se encontraba ayer entre el público de la conferencia de Portela en la UPV) ni el ayuntamiento se han puesto en contacto con él para adaptar su proyecto a las nuevas exigencias de la solución ferroviaria.

La Estación Central de Portela sigue pendiente. Los gobiernos local y autonómico han llegado a un principio de acuerdo para desbloquear la operación ferroviaria y urbanística del parque Central y poder llevar a cabo las infraestructuras que quedaron paralizadas con los recortes, esto es, el soterramiento de las vías, el túnel pasante y la Estación Central.

La idea es ejecutar por fases la obra, priorizando el canal de acceso y encargando un nuevo estudio de impacto ambiental para el túnel pasante. La intención de Fomento es abaratar el coste de esta operación ferroviaria y redimensionar con una estación central a un solo nivel el proyecto.

Portela explicó ayer en la UPV que la arquitectura, «la buena arquitectura», precisa, «no destruye el paisaje, lo sublima». El arquitecto mostró sus proyectos, algunos muy conocidos, como el Museo del Mar de Vigo, y otros menos como el faro de la Costa da Morte o la regeneración del Paseo de la Herradura de Almuñecar.