Solo hacía falta mirar a Pepe Cantó para darse cuenta de la ilusión que supone para muchos poder subir a un barco de guerra como los dos que ayer acogía el puerto de València: la fragata Méndez Núñez y el destructor estadounidense USS Carney. El cuerpo de marines, aún enfundados en uniformes de guerra, llegaban al cap i casal para abastecerse antes de volver a la costa americana, por lo que no se permitían las visitas a bordo.

Pepe, al que acompañaba su mujer casi con la misma excitación que él, lleva haciendo maquetas de barcos «desde que tiene uso de razón». Ya jubilado, no hay momento que desperdiciar cuando se trata de un barco que hace parada en su ciudad natal. «Nunca se sabe si me puede servir para hacer una nueva maqueta», explicaba emocionado rodeado de radares y mandos en el puente de gobierno de la fragata Méndez Núñez (con base en Ferrol), la segunda más grande en España con una capacidad para casi 200 personas, una eslora de 147 metros y un helicóptero Seahawk. Tanto Pepe como su mujer formaban parte del octavo grupo que acudía a visitar la fragata en la jornada de puertas abiertas que se inició ayer y que se alargará durante la mañana de hoy desde las 11.00 horas hasta las 13.30.

Unas visitas de 45 minutos que a los 1.500 asistentes (entre los que se encontraba el delegado del Gobierno, Juan Carlos Fulgencio, y el teniente general Francisco José Gan Pampols) que Comandancia Naval prevé que acudan a la fragata se les quedó «un poco corto». Cientos de valencianos han podido recorrer los estrechos pasadizos que recorren el interior de la embarcación para salir más tarde a la cubierta donde les esperaba el plato fuerte: «Lobo», un cañón MK-45 que coronaba la proa.

«Son cosas que estamos acostumbrados a ver en las películas, pero verlo en la realidad y pensar que de verdad sale munición de ahí da impresión», indicó ayer Manoli García, junto a José Luis Ramírez y su hija María. Joaquín Carrió, teniente navío de la fragata, que observaba con atención la visita, aplaudía el evidente entusiasmo que tanto niños y personas mayores hacían ver. «Para esto estamos aquí, para acercar las Fuerzas Armadas a la sociedad civil y que conozcan nuestra labor», indicó Carrió. Un trabajo que llevarán a cabo a partir de las próximas dos semanas (después de prepararse con ejercicio de adiestramiento en la costa de Cartagena en su lucha por el control de mafias y piratería) cuando acudan a la costa Siria para continuar con la labor de la que recién acababa de llegar el destructor estadounidense USS Carney.