En plena campaña del Ayuntamiento de València para cobrar a la Iglesia algunos impuestos municipales de los que ahora están exentos, ambas partes llegaron ayer a acuerdos de colaboración en otras materias de calado, la principal de ellas el traslado de la fiesta de San Vicente Mártir, que todos los años se celebra el 22 de enero, a un domingo cercano, una idea que lleva años rondando y que ahora podría hacerse realidad.

Ese acercamiento lo protagonizaron directamente el alcalde de València, Joan Ribó, y el arzobispo de València, Antonio Cañizares, que estuvieron acompañados respectivamente por el concejal de Fiestas, Pere Fuset, y el obispo auxiliar Arturo Ros.

Al término del encuentro, que los interlocutores calificaron de «amable» y «cordial», Pere Fuset explicó que tanto el Arzobispado como el ayuntamiento mostraron su «predisposición» a cambiar la fiesta de San Vicente Mártir a un domingo, lo mismo que en su día ocurrió con el Corpus Christi o el día de Virgen.

«Hemos tratado algunos asuntos sobre los que desde el Ayuntamiento de València pensamos que es importante generar el máximo consenso posible y la máxima cooperación», dijo el concejal de Fiestas, que ha enmarcado en este contexto «la reflexión sobre la festividad de San Vicente Mártir, patrón de la ciudad» ante la posibilidad de cambiar su celebración de entre semana al domingo «que la Iglesia estime oportuno».

Fiesta local

Fuset comentó que «al ser una festividad única y exclusivamente local» el consistorio considera que «es necesario hacer esa reflexión sobre la conveniencia de poderla celebrar el domingo que la Iglesia estime oportuno, tal y como se hace con festividades como la Virgen de los Desamparados o el Corpus». A su juicio, en estos dos casos ha sido «positivo para la propia celebración», dado que «se ha reforzado la posibilidad de que mucha gente de fuera de la ciudad de València pueda sumarse a esas celebraciones».

Así mismo, el concejal indicó que en el caso de San Vicente Mártir, pasar la festividad a domingo podría conllevar también el «beneficio» de disponer de «un día no laborable libre «que podría ser utilizado en Fallas o en algún otro momento». «Se trata únicamente de una reflexión. Hemos encontrado una buena predisposición para trabajar en esa línea», precisó Pere Fuset, que advirtió que «no sería en ningún caso un cambio que afectara al calendario laboral de 2019», sino que se plantea «con vistas a futuro».

Tiempo dialogando

Por su parte, el obispo auxiliar Arturo Ros aseguró que en la reunión de ayer se pudo «hablar con mucha libertad y mucha confianza», dado que lo importante es buscar «el bien común». Respecto a la fiesta de San Vicente Mártir, Arturo Ros explicó que no es una cuestión que se haya planteado ayer, sino un asunto sobre el que se mantiene «un tiempo de diálogo» y «de reflexión» parta ver «lo que sea más oportuno, siempre buscando ensalzar la figura del santo y que la convocatoria sea la más amplia posible».

Ros recordó también que cuando esta festividad cae entre semana hay gente «de los alrededores de la ciudad» de València que «no se pueden desplazar», y explicó que ahora se aborda la «reflexión» al respecto. «Cuando lo tengamos más o menos claro y definido lo comunicaríamos, como hemos quedado», dijo el obispo auxiliar, a la vez que expresó la «disposición positiva» para «caminar juntos» y «pensar qué es lo más conveniente para la fiesta del santo y también para la ciudad».

En ese debate por lo pronto contarán con la oposición de las asociaciones vicentinas. Francisca Llosa, presidenta de la Asociación Valencia Cultural-Vía Augusta y Camino de San Vicente Mártir, cree que un cambio a domingo «despersonalizará» la fiesta hasta hacerla desaparecer. «Ni siquiera se nombraría», asegura, ya que en su opinión se trata de una fiesta local nada comparable, por ejemplo, con el Corpus Christi, que es una fiesta arraigada en todo el territorio nacional.