«Empecé a hacer fallas siendo menor de edad. Y para poder hacerlo y que fuera legal, mis padres tuvieron que emanciparme». Así pasaba de tener 16 a 18 años ante la ley y no eran ellos los que tenían que firmar. «Desde niño me habían gustado las fallas y quería, sí o sí, hacer fallas. Y mis padres siempre me apoyaron».

Fue una situación que no gustó en el Gremio de Artistas Falleros. «Al principio no. Me presenté en Burriana, aprobé el examen, pero en las cláusulas ponía que tenía que ser mayor de edad. Me devolvieron el dinero».

No tener el carnet profesional, ser un niño y tener buenos resultados (un cuarto y un tercer premio en su estreno en fallas grandes en 2010) era una combinación que ponía en jaque al escalafón.

«Los dos primeros años trabajé sin ser agremiado. Luego me presenté nuevamente y aprobé. Esos primeros años mi padre venía conmigo a firmar los contratos porque, claro, no tenía carnet de conducir. Llegábamos al casal y pensaban que el artista era él».

Nada más empezar inició lo que ha sido una constante: firmar muchas fallas. «Llegúe a hacer 16 o 17 fallas nada más empezar». Una falta de medida propia del ímpetu infantil. «Luego ya bajé un poco la cantidad. El de artista fallero es un negocio muy duro y para mantener un taller con un presupuesto mínimamente medio para subsistir hay que trabajar mucho, coger muchas fallas».

Ahora llega con 26 años a la máxima categoría pero, por todo ello, ya con diez años de experiencia. «Creo que he hecho las cosas bien. Llevo diez años haciendo fallas, he pasado por todo, me ha pasado de todo, he sufrido de todo, como todos los compañeros. Sí, tengo 26 años, pero tengo bastantes de experiencia».

El gran salto adelante se produjo «hace dos años, con la falla de la Nova d'Orriols, que obtuvo el cuarto premio en Primera A, aunque para la comisión fue como si hubiésemos ganado elprimero. Y el año pasado, con la de los mexicanos, obtuvimos el segundo». Se sabía que el ascenso de Llongo a la Especial era cuestión de tiempo.

Su estreno será en una falla que milita en el segundo escalón de la Especial. No se va a meter el primer año en volúmenes aún no sondeados. Pero con David Sánchez existe el fatalismo que persigue a los talleres de alto nivel: ¿cuándo se estrellará por no ajustar la relación ingresos-gastos?.

«En las fallas, la clave es no pasarte de volúmenes, no hacer una barbaridad, tener claro el presupuesto del que dispones?» pero, claro, «nuestro problema es la ilusión, que no miras los números y no le ves el fin a tu trabajo. No hay más que ver la propia presentación de las maquetas. Ya para este día te pones a ver si adornas con ésto, con lo otro?. Si nos pasamos de verdad lo dejaremos todo por hacer».

El taller se encuentra enfrascado en sus dos grandes proyectos. «La falla de Exposición y la de Primera A en La Nova, porque haber subido a Especial no significa descuidar esa. Todo lo demás ya está acabado».

Lo que incluye «Cullera, Barrio Beteró, Cuba-Denia, que llevo muchos años y les tengo mucho aprecio porque confiaron en mi, Benaguasil?» . Y después «hogueras en Alicante. Y ya está. Otros años hemos hecho dinosaurios y otros trabajos», pero este año lo quemarán todo. Ahora, David Sánchez inicia con ilusión un estreno que, seguramente, imaginaba cuando era un niño de 16 años.