Los hornos tradicionales salieron ayer a la calle para ofrecer, en una carpa instalada en la plaza del Ayuntamiento, su razón de ser. Rebanadas de pan con todo tipo de materia prima imaginable, tanto de harinas (espelta, kamut, multicereal, algarroba...) como de ingredientes (calabaza, zumo de naranja, frutos secos, café, chocolate, mantequilla...). Era el Día Mundial del Pan y qué mejor que obsequiar el respetable público con una bolsa de papel en la que ponerle rebanadas con todo tipo de texturas. Diez mil porciones calculan que repartieron. «Es muy necesario para que la gente sepa que hay una serie de panes que sólo va a encontrar en hornos artesanos. Tenemos que abrirnos a la ciudad. Estábamos, estamos y estaremos» reconocía el presidente del Gremio de Panaderos y Pasteleros de Valencia, Juanjo Rausell. Panes inimaginables hace apenas unos años, pero necesarios para sobrevivir. «Vivimos una evolución brutal, pero muy bonita. Nuestra única arma contra la venta masiva del pan de cuarto son los nuevos formatos y procesos, que incluye los tradicionales. Así hemos recuperado trigos antiguos como espelta y kalmut, nuevas mezclas, pan de autor, multicereales, concepto de pan saludable, fórmulas que intercambiamos entre países... está muy globalizado y eso nos permite intercambiar fórmulas. Es la única defensa contra una barra que se han llevado otros» en clara alusión a grandes superficies, gasolineras y establecimientos que despachan el que ya es «otro» pan.

Y el mejor pastelero del mundo

No faltaron en la muestra los ganadores del concurso de panes de este año, como Les Netes de Rafelet de Nazaret, con su «pan capuccino». La propia Tahona del Abuelo de Rausell, o Salvador Pla, un habitual que ahora llegaba con el título de mejor pastelero del mundo, conseguido este verano, y que aportó un pan hojaldrado, casi parecía un cruasán, que duró un visto y no visto, su hogaza Monpla de larga duración o el pan de tres cereales integrales. También estuvieron los hornos Desemparats, San Pablo, Horno Honduras, Javier Marco, Cifre, Amparo Colomer, Galán... y se estrenó en el evento el horno San Antonio, de San Antonio de Benagéber, demostrando que «en las poblaciones también tenemos la presión de las grandes superficies y hay que hacer panes de autor». Los suyos tienen calabaza, manzana confitada, canela, aceite de oliva virgen... todos cayeron en celosas manos para alegrar la comida del mediodía.