La rehabilitación de la Lonja de pescadores del Cabanyal, uno de los edificios históricos más relevantes del barrio, se ha paralizado tras la aparición de unas preocupantes grietas en la estructura de los muros.
El equipo redactor del proyecto de ejecución, encomendado al arquitecto Tito Llopis (Vetges Tu), debía haber entregado el documento el pasado mes de agosto, sin embargo, la localización durante los estudios previos de grietas en los muros interiores obligó a realizar sondeos y pruebas en la cimentación para descartar que el edificio tuviera problemas estructurales.
El estudio técnico realizado parece haber descartado estos problemas por lo que los arquitectos presentarán en dos semanas el proyecto de ejecución, basado en una propuesta básica realizada por la Universidad Politécnica, a la Concejalía de Desarrollo Urbano. se han descartado dichos problemas.
El despacho de arquitectura Vetges Tu i Mediterrania ganó el pasado mes de abril el concurso restringido y por invitación a cuatro empresas realizado por la sociedad Plan Cabanyal-Canyamelar para el proyecto de rehabilitación de la Lonja de Pescadores. El presupuesto del contrato asciende a 20.000 euros y tenía un plazo de entrega de tres meses.
Al margen de los retrasos en la redacción y posterior aprobación del proyecto de ejecución de la rehabilitación de las fachadas y cubiertas y el interior de la Lonja (sin incluir las viviendas), el gobierno municipal ha cambiado las vías de financiación para acometer esta intervención, con un presupuesto estimado de casi un millón de euros y que inicialmente se incluyó en el programa ARRU del Ministerio de Vivienda, que caducaba a finales de este año y para el cual se aprobó una prórroga de un año más. Sin embargo, para ganar tiempo, el Govern de la Nau incluyó la restauración de la Lonja en el plan de financiación europea Edusi, que tiene un plazo de vigencia más largo, en principio, hasta 2021. El consistorio ha rescatado la titularidad de la Lonja tras caducar la concesión que tenía la asociación de la Marina Auxiliante, con la cual se negocia ahora el futuro de los vecinos que viven en el edificio, que en su día compraron la titularidad de las viviendas a la cofradía. Los vecinos reclaman al ayuntamiento que plantee una opción de compra asumible para sus casas, como en el conjunto de Pavimar.
