La Comisión de Urbanismo del Ayuntamiento de València aprobó ayer un convenio con el Arzobispado para permutar parcelas por un valor superior a los 9 millones de euros.

Eso permitirá al consistorio tener la propiedad de la actual Plaza de la Almoina y la Plaza de la Iglesia de Campanar, en la que, eso sí, deberá conservarse la cruz que la preside. Una vez hechas las cuentas, la Iglesia deberá abonar 157.450 euros al ayuntamiento.

En la actualidad, el Arzobispado de València es propietario de suelo que generalmente rodea alguna iglesia y que gestiona el Ayuntamiento de València en régimen de concesión. Eso genera ciertos problemas a la hora de hacer planeamientos o programar intervenciones urbanísticas, de manera que ambas partes se ha puesto manos a la obra para solucionar el problema intercambiando suelo y echando cuentas.

Según el convenio aprobado ayer, la Iglesia traspasará al consistorio siete parcelas situadas en la calle del Almudín, calle de la Harina, Plaza de la Almoina, Horno de Alcedo, Avenida Real de Madrid, José Andreu Alabarta y la Plaza de la Iglesia de Campanar.

Destaca, por su relevancia, la Plaza de la Almoina, pues allí está el museo del mismo nombre con los restos fundacionales de la ciudad. Su valor se ha estimado en casi 4 millones de euros.

También es relevante el de la Iglesia de Campanar, valorado en 1,8 millones. En este caso, la Iglesia ha accedido a la permuta con la condición de que se mantenga la cruz que preside la plaza. Y hay que citar por último el pequeño solar de la calle Almudín, que en realidad es la pequeña plaza que hay en un lateral de la Basílica.

Por su parte, el ayuntamiento ha entregado cuatro solares en Blasco Ibáñez, Campoamor, Luis García Berlanga y Marina Baixa. Su valor total es de 9.244.053 euros, 157.450 más que los entregados por la Iglesia, que deberá abonar esta cantidad a las arcas municipales para cerrar el trato.

Situación «atípica»

Según explicó el concejal de Desarrollo Urbano Sostenible, Vicent Sarrià, este convenio actualiza el que se firmó en el año 2000, cuando la autoridad eclesiástica cedió la parcela de la plaza de la Almoina al Ayuntamiento para habilitar el museo que hoy alberga restos de la València romana, visigoda y árabe.

Según Sarrià, este acuerdo «regulariza una situación un poco atípica, puesto que había cesión de derechos de superficie con caducidad con casos como templos y centros de la iglesia que estaban en solares municipales con un régimen de concesión».

«Había que arbitrar un convenio que, por una parte, permutara y regularizara el estado de esas propiedades y, de otra, permitiera las modificaciones de planeamiento necesarias y además, a consecuencia de esa permuta, estableciera las compensaciones económicas necesarias», concluyó el concejal. En el caso de la Almoina, esta permuta facilitará la reforma de la plaza.