El problema de los residuos de toallitas, discos de maquillaje, bastoncitos o similares que los ciudadanos arrojan por el inodoro está alcanzando cifras que son incluso difíciles de imaginar. De este modo, el ayuntamiento informaba ayer de que en los últimos tres años ya se han extraído 4 mil toneladas de estos residuos en el Colector Norte, algo que ha provocado un atasco kilométrico en el mismo con los gastos de limpieza y los inconvenientes que eso genera. Tanto es así que ayer mismo la Junta de Gobierno Local tuvo que aprobar una nueva partida, en este caso de 700.000 euros para afrontar estas tareas de limpieza que ya llevan más de un año de trabajos continuos.

Estas miles de toneladas de toallitas y otros residuos acumulados en el colector Norte han llevado al consistorio a tener que gastar 8.579.161 euros en los años 2017 y 2018.

Ante estas cifras de gasto y de residuos, la portavoz del govern de la Nau, Sandra Gómez llamaba ayer, de nuevo, a la responsabilidad y la concienciación de toda la ciudadanía porque «estas cantidades de dinero se podrían destinar a otros servicios públicos, pero tenemos que gastarlas para limpiar el colector». Concretamente, el tapón obstruye la tubería de aguas negras, la parte inferior del gran colector, por cuya parte superior discurre el canal de pluviales. La complejidad de las labores de limpieza lleva a tener que meter cables de una punta a otra y, mediante potentes motores mover unos rastrillos que van arañando, lentamente, el tapón, para luego extraer los restos mediante maquinaria pesada.

No obstante, la complejidad y la lentitud del proceso, unido al hecho de que no dejan de llegar nuevos residuos, provoca que los trabajos avancen muy lentamente y que el presupuesto no deje de incrementarse. En abril ya se hablaba de que se tendrían que destinar, al menos, dos millones más de los previstos inicialmente, algo que se empieza a confirmar ahora con esta asignación del gobierno municipal de 700.000 euros.

«Necesita regulación estatal»

El concejal de Desarrollo Urbano, Vicent Sarrià, reconocía ayer a Levante-EMV la gravedad de la situación y llamaba también a la responsabilidad por «tiene un coste económico brutal para las arcas públicas y lo pagamos todos». Así como porque es «un peligro para un servicio básico como es la evacuación de las aguas residuales», sin olvidar los «efectos medioambientales de todo tipo».

Él recordaba que el consistorio ya pidió a los fabricantes una mejor información en sus etiquetados. Y aseveraba que es una cuestión que necesita de «una regulación estatal». También criticó al anterior gobierno municipal por recortar en partidas como esta que son «fundamentales».

Petición de prohibición

El problema no es exclusivo de València y se extiende por muchas grandes ciudades. En este sentido, el pasado mes de septiembre Les Corts, mediante una petición de Compromís, reclamaba el establecimiento de «medidas de fiscalidad» dirigidas a los productores de toallitas húmedas, bastoncillos para las orejas o productos higiénicos similares que contengan plástico, e incluso solicitaron al Gobierno que aborde su prohibición. Concretamente, pedían prohibir cualquier tipo de etiquetado o publicidad que indique que estos productos se puedan verter por el váter.