El Cementerio General fue creado con la intención de sacar del centro de la ciudad los camposantos parroquiales. Por higiene y lógica de los tiempos. Hace doscientos años, llegar hasta allí era casi un viaje. Lo más cercano que había era el pequeño poblado de San Isidro. Pero la ciudad y el propio recinto han crecido y ya ha quedado atrapado dentro de la trama urbana.

Es por ello que, cuando llega la festividad de Todos los Santos, la avalancha de visitas se convierte en un reto organizativo. Son cientos de miles de personas las enterradas y sus familias suponen miles y miles de desplazamientos. Ayer ya se multiplicaron las visitas aprovechando la mejora del tiempo (el sábado fueron pocos por el mal tiempo) y ya se tuvo que habilitar un carril del Bulevar Sur para clasificar el tráfico. Y aunque la explanada que hay frente al crematorio no se llenó, el aumento de animación saltaba a la vista. La venta de flores en la calle también ha empezado ya.

La premisa del ayuntamiento es acudir en transporte público. Especialmente en autobús. La Empresa Municipal de Transportes ha organizado un dispositivo que incluirá refuerzos de líneas y servicios especiales. En concreto, volverá a ponerse en marcha la lanzadera, con salida desde la plaza del Ayuntamiento hasta el Cementerio General, así otra línea que conectará el tanatorio municipal hasta la ampliación del cementerio, zona de los enterramientos más recientes y, por consiguiente, con más promedio de visitas.

La oferta aumentada de desplazamientos tiene una primera fase de lunes y martes, reforzándose desde entonces las líneas 9 (La Torre-Alameda); 10 (Benimaclet-San Marcelino); 99 (semicircular Palacio de Congresos-Estación del Cabanyal). Conforme avancen los días, la frecuencia se irá acortando, incorporándose también la 18 (Hospital Peset-Universidades).

La lanzadera tendrá una frecuencia de paso de 6 a 7 minutos y también habrá un servicio desde el Tanatorio a la ampliación, con una frecuencia entre 10 y 15 minutos.