La ciudad de València cambió de aspecto anoche cuando empezó a ser ocupada por cientos de personas, especialmente jóvenes, pero también familias, dispuestas a celebrar la noche de Halloween, la «tradición adquirida» más reciente y que con más fuerza ha arraigado. Las calles se llenaron de personas disfrazadas con motivos relacionados con el estereotipo del terror, tanto para asistir a las fiestas organizadas a tal efecto como para, simplemente, utilizarlo como excusa para callejear.

El ayuntamiento ha dejado claro, desde que esta fiesta ya merece su atención, que no hay bula alguna y que está rigurosamente prohibido convertir las calles y plazas en un botellón. Es una fiesta que se presta al consumo de alcohol, pero éste solo podía realizarse en los recintos cerrados. Por ello, y para evitar que se conviertiera en un problema de orden público, se blindaron los principales espacios de la ciudad. Así, desde las diez de la noche empezó el control férreo del centro de la ciudad, especialmente la línea formada por las plazas de la Reina, Virgen y Carmen, escenario habitual de concentraciones juveniles. La Policía Local tenía la orden terminante de requisar las botellas de vidrio que llevaran consigo los transeúntes disfrazados. Se trataba de evitar que se convirtieran en armas blancas en caso de una posible reyerta cuando pasan las horas. También se puso especial celo en otras zonas de la ciudad, hasta trece, en las que se han detectado concentraciones humanas, especialmente los que buscaban un plan alternativo ante las pocas posibilidades de hacer fiesta en el casco antiguo.

Las zonas de discotecas también fueron vigiladas y al control de bebidas se unieron controles de alcohol y drogas. En cualquiera de los casos, lo que se pretendía era transmitir la sensación de que la fiesta fuera de carácter familiar, mucho más que un botellón.Y hoy, visita a los cementerios

Tras la fiesta de anoche, hoy es el turno de la visita a los cementerios aprovechando el festivo. Hay tanto actos institucionales (visita de autoridades a todos los cementerios de la ciudad) como religiosos (el cardenal Cañizares oficiará una misa en la iglesia del Cementerio General). Las visitas se multiplicarán y se ha habilitado una línea especial de autobús que lleva al principal camposanto.