Unos desconocidos vaciaron en la madrugada de ayer los 18 limosneros y lampadarios de la iglesia de Santa Catalina, en pleno centro de València, para llevarse un botín de apenas 100 euros, según las estimaciones iniciales a partir de las donaciones que suelen dejar diariamente los feligreses en este templo gótico, uno de los más apreciados y visitados de la ciudad. Es la tercera vez en menos de dos meses que los ladrones desvalijan los cepillos de esta iglesia, lo que ha llevado a su párroco, Francisco Ruiz, a solicitar al Arzobispado que selle todas las ventanas y vidrieras para evitar nuevas incursiones de los rateros.

El robo fue descubierto por el sacerdote «a las diez de la mañana de ayer, cuando abrí las puertas del templo. Me encontró todo revuelto. En la sacristía y en el despacho parroquial estaban los cajones abiertos y rebuscados, papeles por el suelo, estaba todo hecho un desastre... No toqué nada y me fui a la comisaría de Centro de la Policía Nacional para denunciar», explica.

En el suelo, encontró una toalla tirada y arrebujada. Dentro estaban «todas las llaves de los limosneros y de los lampadarios. Las otras dos veces no habían encontrado la caja donde las guardamos, pero esta vez se conoce que sí», afirma el párroco. Parte de los cepillos fueron abiertos con llave y el resto, «rotos, sin más».

De momento, es un misterio cómo han accedido los ladrones al interior. «Las otras dos veces, entraron descolgándose a través de una de las vidrieras de la girola ayudándose de una cuerda que cogieron de un edifico en obras próximo, pero esta vez, todas las ventanas estaban cerradas, así que no sé cómo accedieron. eso sí, salieron por la puerta que da a la calle Tapinería: quitaron la barra de hierro y salieron, sin más». El templo había quedado totalmente cerrado por él a las 20.15 horas del día anterior, por lo que se baraja que el ladrón se ocultase dentro de la iglesia y vaciase los cepillos tras verse solo en el recinto.

Tampoco se descarta que accediese a la iglesia con llaves, ya que tras el segundo robo, Ruiz detectó que se habían llevado las llaves «de los dos principales cepillos», por lo que también pudieron hacerse con las de alguna puerta exterior, aunque no es probable dado que las puertas estaban cerradas y el ladrón salió por el acceso cerrado con el travesaño metálico.

La iglesia permaneció cerrada todo el día de ayer -«para poder recoger con tranquilidad y arreglar todos los desperfectos después de que la Policía Científica hiciese la inspección ocular», matiza Ruiz-, pero hoy abrirá con normalidad sus puertas. Además de en Santa Catalina, ha habido robos similares en al menos dos iglesias más del centro histórico de València.