A dos meses de que el PP deshoje la margarita sobre el cartel electoral para la ciudad de València, ya hay aspirantes que, hartos de la espera, han optado por ponerse en modo candidato. Es el caso del presidente de la gestora del partido en la ciudad y diputado, Luis Santamaría, quien no parece dispuesto a quedarse de brazos cruzados y ha comenzado ya a desgranar propuestas electorales para la ciudad. Arrancó el pasado miércoles con la promesa de abrir nuevos centros de mayores en València. La actitud de Santamaría, que lleva tiempo peleando por ser el alcaldable a pesar de ya no contar con el favor de la presidenta del PPCV, Isabel Bonig, no ha pasado desapercibida en el cap i casal, donde cualquier movimiento es escudriñado por militancia y resto de aspirantes.

El propio Santamaría, a preguntas de los periodistas, ha indicado que simplemente se está dedicando a cumplir con su deber: «Diseñamos propuestas para que las use quien sea el alcaldable», ha asegurado el diputado.

A nadie se le escapa, sin embargo, que el movimiento de Santamaría es de calado. Existe coincidencia, tanto entre la militancia como entre los cargos, que el retraso en el nombramiento del candidato ha ahondado en la crisis que vive el partido desde la operación Taula y la caída y posterior fallecimiento de la exalcaldesa Rita Barberá. La falta de liderazgo puede perjudicar las expectativas electorales y de ahí que, alineado con la dirección nacional, esté por la labor de ocupar este espacio. Génova ya ha dicho que hasta después de las elecciones andaluzas no anunciará al candidato y, aunque ya se está hablando del asunto con Bonig, en principio la decisión no está tomada.

En realidad Santamaría, en calidad de presidente de la gestora, lleva tiempo trabajándose la ciudad. Incluso durante un tiempo protagonizó agendas paralelas con el portavoz del grupo popular, el independiente Eusebio Monzó. Este sigue en la carrera, si bien su candidatura ha perdido fuelle. Siempre ha sido considerado el candidato oficial de Bonig, si bien fuentes del partido en Madrid afirman que la presidenta regional no ha dado su nombre a Génova entre los posibles alcaldables que tienen el beneplácito de la dirección regional. Aunque Bonig siempre ha mimado y defendido a Monzó, su entorno mantiene que su apuesta es otro independiente. De hecho, Bonig, a lo largo de los últimos años, ha «tocado» a varios representantes de la sociedad civil. Personas de fuera de la política a las que habría ofrecido un puesto en la lista de València. Este movimiento, sin embargo, es visto con recelo en Génova, sobre todo después del traspiés de la nueva dirección nacional al incluir en un sondeo interno al abogado Manuel Broseta. El jurista se quejó públicamente de que el partido hubiera usado su nombre sin su consentimiento. En la citada encuesta no aparecía el nombre de Monzó.

Con todo, tanto Santamaría como Monzó forman parte de la lista de aspirantes que Génova y Bonig valorarán si el plan A falla. En esta lista están también otros como la diputada Maria José Català y se ha sumado en los últimos meses quien fue presidente del PP en la provincia de Valencia, Vicente Betoret. Esto último tenía sobre todo el aval de Dolores de Cospedal. La dimisión de esta tras el escándalo de las grabaciones de Villarejo lo deja más desamparado, si bien Betoret tiene despacho en Génova y está bien relacionado en Madrid.

Con todo, la opción primera sigue siendo trasladar el reto el eurodiputado Esteban González Pons, quien pelea por quedarse en Bruselas. Precisamente, varios hechos pueden ayudar al exconseller valenciano a ser descartado por Casado. El de mayor peso es la elección de Mamfred Weber como candidato a presidir la comisión europea, una ascenso que deja libre el puesto de presidente del grupo europeo del PP. González Pons, que lleva años centrado en la política europea y se mueve como pez en el agua por las instituciones europeas, se antoja como el hombre de consenso para ocupar el puesto que dejará Weber. Además, la marcha de Dolores de Cospedal deja el puesto de candidato a europa libre para González Pons. En este contexto, Casado tiene difícil sacrificar al dirigente valenciano, con quien, además, tiene una buena relación. Una candidatura doble (Europa y València) es una de las soluciones que se barajan, aunque el partido tiene difícil justificar lanzar para recuperar la alcaldía a alguien que acabará yéndose a Bruselas.