? «Siento una gran impotencia. Pasas un mal rato, mucho nerviosismo y no sé muy bien qué hacer para que no vuelva a suceder. Estoy muy preocupado», se lamenta el párroco de Santa Catalina, que no tiene ninguna sospecha de quién puede estar cometiendo los robos -tres en dos meses-, aunque cree que podría tratarse de las mismas personas. Ahora, confía en el trabajo de la policía, para la que solo tiene buenas palabras: «La atención ha sido espectacular. Mientras estaba denunciando, ya me llamaron de la Científica para venir a hacer la inspección ocular. Y cuando estaba con ellos revisando la iglesia, ya han llegado dos policías del grupo de Robos para ver qué había pasado. Ha sido increíble su respuesta y rapidez». Los agentes tienen previsto revisar las cámaras de seguridad de las que dispone el templo, así como las de la calle para tratar de identificar al ladrón a través de las imágenes.