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"El mercado inmobiliario no alimentará a los ayuntamientos. Eso se acabó"

El arquitecto José María Ezquiaga sugiere en el Plan de acción territorial del área metropolitana de València (Pateval) claves para hacer más eficiente el territorio

La Estrategia Territorial de la Comunitat Valenciana (ETCV), que marca el crecimiento de los próximos 30 años y está en vigor desde enero de 2011, debe desarrollarse a través de planes de acción territorial.Uno de ellos es el que acaba de recibir la Conselleria de Vertebración del Territorio: el borrador del documento completo del Pateval (Plan de acción territorial del área metropolitana de València) elaborado por la empresa Arquitectura, Sociedad y Territorio SL, que dirige el arquitecto y sociólogo Jose María Ezquiaga, también decano del Colegio de Arquitectos de Madrid y que esta semana visitaba València para debatir sobre «El futuro urbanístico de València; ciudad consolidada y área metropolitana». El Pateval diseñará el futuro a nivel supracomarcal de esta macroárea de 3.897 km2, con una población de 1.774.550 habitantes en 2015 y un ámbito de actuación que incluye 90 municipios de las comarcas de l'Horta, el Camp de Túria, la Hoya de Buñol, los Serranos y algunos municipios de la Ribera Alta.

Y aunque el documento de partida para esta planificación territorial es la ETCV de 2011, Ezquiaga explica a Levante-EMV que «todos los municipios de la comarca, incluida València capital, se imaginaban [en la ETCV] que iban a crecer hasta 2030. Aunque en realidad todos decrecen. Incluido València capital, que pierde un 3%. La única que crece, y bastante, es el Camp de Túria, que tenía una previsión del 1,3% anual pero aumenta al 5%. Es un caso insólito». Una realidad que ha influido en el diseño del Pateval. «No es un plan de crecimiento, por lo que cambia el 'leitmotiv'. El urbanismo de los últimos años se ha enfocado muy claramente hacia temas de extensión, de crecer, añadir? Parecía que un alcalde no concebía un plan urbanístico si no añadía al municipio planes parciales. Pero eso se va a acabar». Según Ezquiaga, «ahora el argumento se centra más en la actividad económica: preservar el medio ambiente, preparar la resiliencia, la capacidad de afrontar riesgos y hacer más eficaz el territorio desde el punto de vista de la actividad económica». La situación de la que se parte, explica Ezquiaga a Levante-EMV, es que València y su área metropolitana «tiene una economía de servicios. Mucho más que Madrid. Y sólo tiene un 2% del sector primario agrícola, a pesar de la huerta. Es una situación que ha de ordenarse porque a la vista de lo existente se ve que carece de un modelo territorial que se ha ido extendiendo mediante el aprovechamiento parasitario de las infraestructuras existentes. Un crecimiento extractivo basado en exprimir las infraestructuras sin crear nada nuevo para la actividad económica». Por eso, la filosofía que inspira el Pateval presentado por Ezquiaga a la Conselleria de Vertebración del Territorio plantea «potenciar las actividades económicas. El mercado inmobiliario no va a ser el que alimente a los ayuntamientos en el futuro. Esa etapa se acabó y me temo que para siempre», sentencia el arquitecto.

Una actividad económica que en la planificación del Pateval se ha de combinar con la infraestructura verde y un cambio de modelo de movilidad «post car city, eso está claro» y basado en promocionar el uso local de la bicicleta y el transporte público que «hemos perfilado pero no lo hemos dejado totalmente cerrado para acabar de concertarlo cuando acaben el estudio de movilidad» del área metropolitana de València que redacta la unión temporal de empresas Idom-Estudios y Proyectos y Planificación.

¿Y cómo se hace más eficiente un territorio? A juicio de Ezquiaga «distribuyendo de una manera más equilibrada las actividades en el territorio, que ahora mismo están por ejes» en el área metropolitana de València. Y, «sobre todo, pasar del modelo de ocupación dispersa del territorio a algo más concentrado. Que las urbanizaciones no crezcan tanto con el modelo de urbanizaciones de baja densidad, menos de diez viviendas por hectárea, y trabajen con modelos un poco más compactos que ocupen menos territorio y puedan tener una estación de autobús como mínimo».

La dificultad está en cómo conseguir esa redistribución de las actividades sobre el territorio y para la que el Pateval redactado por Ezquiaga plantea «mancomunar servicios: como un polígono, un vertedero o una universidad; cambiar la gestión del agua y de otros servicios». Según el arquitecto, «hay muchas cuestiones en las que el Pateval puede marcar pautas y tener un papel pedagógico, que yo no veo nada despreciable. Porque parece que el urbanismo solamente puede permitir un pelotazo? Pues no, un plan urbanístico puede dar ideas para gestionar mejor los recursos y nadie se va a hacer rico con ello».

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