El Plan de Acción Territorial de la Huerta, aprobado por el Consell el pasado viernes, desarrolla dos figuras urbanísticas previstas en la Llei de l'Horta encaminadas a fomentar la recuperación de la superficie agrícola degradada. Se trata de los sectores de recuperación de campos y los enclaves de recuperación de huerta. Los dos proponen la revitalización de dos terceras partes del ámbito, a cambio de poder edificar el tercio restante. Esto podría llevarse a cabo bien mediante la rehabilitación de los edificios en mal estado existentes (en el caso de los enclaves), bien mediante la transformación urbanística o nueva construcción (sector). En cualquier caso, su tramitación y aprobación estará controlada por la administración competente en materia de ordenación del territorio.

El plan de la huerta, que blinda 11.000 hectáreas de suelo agrícola de alta calidad y desclasifica otras 1.500 que los planes urbanísticos ponían en el punto de mira, identifica 54 enclaves, que serán declarados mediante un procedimiento administrativo muy abreviado por la conselleria y cuya gestión quedará a cargo de los ayuntamientos.

Entre estos 54 enclaves se incluyen depósitos de coches, como el que gestiona la empresa concesionaria de la grúa del Ayuntamiento de València situado en el camino de Moncada, en Poble Nou. También se incluye como enclave, esto es, como espacio a regenerar por sus propietarios, el antiguo matadero de aves ubicado también en el camino de Moncada, cerrado y expoliado desde hace años.

Los promotores de los enclaves, explican fuentes de la conselleria, deberán recuperar la edificación, rehabilitarla o reedificarla, ocupando un máximo de un tercio del enclave en este proceso. Las edificaciones que se construyan no tienen que ser solo residenciales, pueden ser terciarias siempre que sean compatibles con los nuevos usos previstos en la huerta que incluyen restauración, alojamiento hotelero, gastronomía, ocio y movilidad sostenible.

Los propietarios del suelo deberán regenerar los restantes dos tercios del suelo que deberá volver a ser huerta en producción, algo que obligará a despavimentar hectáreas de huerta.

En el caso de València, la máxima concentración de enclaves, que engloban también explotaciones agrarias y fábricas abandonadas, se produce en la huerta de Rovella, donde el paisaje de huerta atravesado además por infraestructuras ferroviarias y de carreteras sufre una fuerte degradación. Para la aprobación del programa de regeneración de la huerta será necesario un estudio de integración paisajística.

La rehabilitación de estos 54 enclaves permitirá recuperar 500 hectáreas más para la agricultura. Estas 54 edificaciones no forman parte del patrimonio histórico catalogado por el Plan de la Huerta, cuya rehabilitación se fomentan con una edificabilidad extra del 20 por ciento.