Los mercados navideños se han puesto en marcha con una clara división de sensaciones. Y de números. El mercado de artesanía, promovido por los comerciantes del centro histórico en la Plaza de la Reina, funciona a pleno rendimiento.

Ayer por la mañana, de los 27 puestos asignados, 25 estaban abiertos. Frente a la Lonja, el Mercado de Navidad tenía abiertos 3 de 33 puestos. La ordenanza municipal obliga a levantar la persiana a partir del 10 de diciembre y los arrendatarios lo tienen muy claro: nadie trabaja, salvo dos familias, una que vende productos navideños y otro de regalos de manufactura. La consecuencia es que el tramo de la plaza del mercado desde la Lonja al inicio de Bolsería ofrece un aspecto desolador: un verdadero mar de plástico. Y así parece que va a continuar.

El Mercado de Navidad goza de un aspecto que invita, con los puestos uniformes y de prefabricado. Pero los pocos vendedores presentes se quejan de la falta de ambiente. «Es una vergüenza que sólo haya tres puestos abiertos. Estar todos no es tener competencia: es tener fuerza. Así, la gente no se acerca. No nos dejan poner villancicos ni ambientación musical» y el debate también existe por la ubicación: tapa la visión de los comercios de la zona. Incluso denuncian lo que pasará a partir del día 10. «Habrá puestos que se saltan la ordenanza y no venden lo que tienen que vender. En lugar de regalos de Navidad y artesanía, habrá hasta depilaciones».

Bisutería, alfarería, chocolate, mieles y jalea o marroquinería componen el otro mercado, más anárquico de contenido, en la plaza de la Reina, pero éste funciona a tope desde su inauguración.