El atasco de licencias que tiene bloqueada la construcción de 2.500 viviendas en València tiene su réplica con igual o superior intensidad en las obras menores, las que hacen los vecinos en sus casas para reformarse el baño, pintar la fachada de la finca o acondicionar un local.
El ayuntamiento está tardando un año largo en dar este tipo de permisos y eso está paralizando las empresas, frenando inversiones y ralentizando la progresión económica de la ciudad, donde la construcción tiene un peso importante.
Esta situación la han denunciado repetidamente los pequeños empresarios y autónomos directamente afectados y también el propio Colegio de Arquitectos, cuyo presidente, Mariano Bolant, cree que la situación es insostenible, con paralización de la actividad y pérdida de inversiones.
Ocurre con las pequeñas obras que hacen los ciudadanos de a pie, en su casa, en sus tiendas, en cualquier situación doméstica que se presente. Estamos hablando, dice Bolant, de tiempos medios de un año para conceder las licencias, porque «si en algunos casos puede tardar ocho o diez meses, hay ocasiones que se van a 16 meses», asegura.
La declaración responsable que permite empezar los trabajos sin necesidad de esperar a tener la licencia no resuelve el problema, ya que, a su juicio, luego puede haber interpretaciones diferentes del proyecto y venir las paralizaciones. «Genera inseguridad jurídica», dice.
Y si hablamos de viviendas o locales que se encuentran dentro de edificios protegidos, como ocurre frecuentemente en el centro histórico, el problema es mayor aún. Si quieres cambiar un simple alicatado y resulta que afecta a la fachada o a cualquier elemento de la estructura necesitas una cantidad de documentos que hacen el proyecto casi imposible».
Finalmente, si la licencia es para un local, para adecuar un pequeño negocio, tienes que pedir al mismo tiempo la licencia de obra, que siempre necesitas algo, y la de actividades, lo que exige de dos informes y más papeleo», lamenta.
Mariano Bolant, que desde el Colegio de Arquitectos ha tenido ya varios contactos con las autoridades municipales, está convencido de que en el Ayuntamiento de València hay voluntad política de resolver este problema, tanto en la Concejalía de Actividades como de Urbanismo, pero asegura que los procedimientos administrativos son muy tortuosos. Necesitan agilizarse considerablemente.
Colaboración
Por ello, desde la institución que él preside se ha puesto sobre la mesa la posibilidad de que los técnicos del Colegio de Arquitectos puedan realizar los informes técnicos y de esa manera agilizar el proceso, pero todo parece indicar que la ley de contratos, la Intervención Municipal, la Secretaria, etc. son muy escrupulosos en ese sentido y hasta hora no ha sido posible. «Tropezamos con la legalidad o con la interpretación que se hace de la legalidad», explica.
En estas condiciones, el presidente de los arquitectos valencianos cree que la actividad económica se ralentiza y no se genera empleo al ritmo que se podría, ya que la construcción sigue siendo un motor esencial frente a la crisis. Y además afecta por igual a todos los sectores del empleo, desde los puestos más técnicos, como arquitectos o aparejadores, hasta el último trabajador de una empresa de reformas.
Hay además un problema añadido a esta parálisis de la economía, que es la economía sumergida que genera. Bolant asegura que muchas empresas y particulares se están haciendo las obras por su cuenta, sin pasar por los cauces legales.
«Todos estos obstáculos al final contribuyen a eso, a que la gente vaya por su cuenta y se trabaje al margen de la legalidad, con lo cual salimos perdiendo todos», asegura. El objetivo, por tanto, es llegar a acuerdos o buscar fórmulas que acaben con el atasco de licencias, bien sea desde la administración local o en cooperación con las entidades especializadas.
