El esperado día ha llegado. Hoy, a las 9 de la mañana, el Parc Central abrirá sus puertas después de más de 30 años de espera. Pero será una inauguración a medias, sí, porque esta apertura supone tan solo algo más del 40 % de la extensión total prevista de esta infraestructura que seguirá sin conectar l'Eixample con Extramurs porque allí permanecen, como elemento de desconexión de la ciudad, las vías del tren.

Esta tarde, el ministro José Luis Ábalos, acompañado por otras autoridades, como el alcalde, Joan Ribó, visitará este ansiado parque. Será el momento para volver a solicitar a Fomento el soterramiento de las vías, que es la gran reivindicación de ambos barrios y de toda la ciudad.

Ayer, vecinos de la zona, e incluso de otros puntos de València, se paseaban ya por la zona intentado ver cómo había quedado ese parque que llevan tanto tiempo pidiendo. Incluso había más de uno que pensaba que la inauguración era ayer. La sensación general era de satisfacción y alivio pues muchos reconocían que pensaban que no llegarían a verlo. Pero también de reivindicación por las vías e incluso de cierto temor de que el precio de los alquileres y de los pisos en la zona suba todavía más con este parque.

De este modo, Juan José Martínez, vecino de la avenida Peris y Valero, recordaba que llegó a la ciudad en los años 60 procedente de Casas Ibáñez y, por tanto, ha vivido todo el proceso de planteamiento del proyecto, paralización y posterior ejecución: «Quería verlo ya abierto, pero tendré que esperar un día más, llevamos muchos años de espera y me parece muy bien que se abra por fin, aunque sea tan solo una parte», argumentaba.

En la misma línea se expresaban María José y Lola, vecinas de Monteolivete. Eso sí, ellas insistían en que todavía no se podrá pasar al otro lado: «Esperemos que no pasen otros 40 años para que se acabe esa fase. Hay que hacer fuerza para que el dinero llegue y se pueda finalizar», aseveraban.

Lo mismo pedían José Luis y Marisa, de Ciutat Vella, quienes habían caminado hasta allí para ver si ya podían acceder al recinto: «Lo importante no es que se acabe esto ahora, sino haber hecho el soterramiento de las vías, como lo tienen en cualquier gran ciudad de Europa y que no esté la ciudad partida en dos pedazos». Lamentaban que València «es siempre la última en hacer las cosas grandes. Otras comunidades dicen algo y enseguida van a taparles la boca llevando a cabo inversiones». E incluso iban más allá al indicar que lo de hoy es «venir a ponerse medallitas para inaugurar este trozo o el otro, pero lo que de verdad se tiene que hacer no se hace», en referencia a la visita de los políticos.

Otra reivindicación es la de construir, al menos, una pasarela que conecte ambos distritos, algo que, de momento, no se ha contemplado en el proyecto.

Por otra parte, vecinos como Juan y Aura, que se acaban de mudar de piso, constatan la subida que ya se está produciendo en la vivienda: «Hemos notado un gran incremento de unos años hacia aquí y es, en parte, por la construcción del parque. Se nota, sobre todo, en las calles más cercanas y es lamentable porque muchas veces son fincas viejas, que no están acondicionadas para los precios que se piden».

Más optimistas se muestran los hosteleros de la zona. Así, el propietario del restaurante La Fragua, Ramón Catalá, asegura que están «muy contentos» y que los clientes se muestran «muy ilusionados con este nuevo parque». Eso sí, recuerda que el otro parque de la zona, el Manuel Granero, está «totalmente abandonado» y tanto él como otros vecinos esperan que su remodelación no se quede ahora en el cajón.