Compromís per València reivindica La Punta como corredor verde entre la Albufera y la ciudad de València en un momento en que se considera que la actual situación de la ZAL «vuelve a ser una amenaza para los Pueblos del Sur y para todo el ecosistema que sostiene medioambientalmente la ciudad». Por ello, se ha aprobado reclamar la realización de un plan de revitalización de La Punta y Pinedo, que incluya la desurbanización de la ZAL y la evaluación del impacto ambiental de la ZAL.

Desde Compromís se recuerda que la aprobación reciente del Plan de Protección de la Huerta reconoce que «el ecosistema es vital para las valencianas y los valencianos, tanto por la oportunidad de crecer de una forma sostenible, como por la protección del territorio como sistema productor de aire, de alimento, de empleo y como freno al cambio climático».

Conflicto con la ciudad

Por este motivo, se considera que «la insistencia después de tantos años por parte de dos entes públicos dependientes del Estado, como la SEPES y la Autoridad Portuaria, no tiene ninguna lógica porque ya existen otras infraestructuras más adecuadas y porque entra en conflicto directo con la ciudad y su necesidad de crecer de forma sostenible».

Compromís resalta que el espacio que existe entre València, el Puerto y la Albufera, «ha sido históricamente menospreciado y abocado a contener las infraestructuras de apoyo de la ciudad en contra del territorio y de las personas que han sostenido por años un modo de vida que nos es propio». Por eso defiende La Punta como ejemplo de que el cambio es posible. «Es una pieza clave en la infraestructura verde promocionada por la Unión Europea como eje clave del desarrollo económico de un territorio, por su alto potencial y valioso servicio social a la hora de evitar la fragmentación territorial, la diversidad garantizada por la conexión de los distintos ecosistemas, por el mantenimiento de los servicios medioambientales y la integración de la Huerta y los espacios naturales en la red cotidiana de la ciudadanía». Se considera que «es el momento de apostar por un nuevo diseño territorial y urbanístico que mitigue los efectos devastadores de la urbanización descontrolada, de un diseño que permita devolver la vida a los pueblos apostando por las personas y por el medio ambiente».