Los hosteleros de las zonas de Xúquer, Woody, Juan Llorens y los barrios de El Carmen y Russafa, que conforman la plataforma AntiZAS, se reunieron el jueves con el alcalde de València, Joan Ribó y con la concejala de Medio Ambiente, Pilar Soriano. Un encuentro que se proponía para aunar posturas, pero tras el cual los hosteleros se marcharon «decepcionados» porque «no se alcanzó ningún tipo de acuerdo».

Es más, agregan que la reunión fue, «un auténtico monólogo de la concejala Pilar Soriano para justificar sus actuaciones». Y también lamentan que solo sirvió para que «los hosteleros mostraran su frustración e indignación ante la intransigencia» de la concejala, así como «su falta de voluntad para el diálogo y su incapacidad para poner en marcha un plan de medidas eficaces para promover la ordenación y sostenibilidad del ocio y el turismo de València».

Por tanto, anuncian que mantendrán sus acciones y campañas de protesta durante estas navidades, la última de las cuales fue el reparto ayer, Día de los Inocentes, de una imagen con el típico muñeco de este día y con el mensaje de «la ZAS no es una broma», pues su tramitación se ha puesto en marcha «sin ningún rigor metodológico ni de consistencia técnica de las mediciones acústicas».

Esta iniciativa se une a la celebración del «Gordo de Navizas» del pasado 22 de diciembre o a la visita del Caganer al belén del Ayuntamiento.

Pero las medidas no se quedarán ahí, sino que ya han avanzado que se plantean activar una campaña de «crowdfunding» para financiar la puesta en marcha de un contencioso para denunciar la ZAS del Carmen en los tribunales. Ante ello ya están estudiando la información técnica existente y también van a pedir documentación al propio ayuntamiento.

«Solo seis puntos de medición»

Los hosteleros denuncian que las mediciones «que han fundamentado los nuevos recortes a la hostelería se han realizado únicamente en seis puntos de medición acústica», los instalados en la calle Alta, en la plaza del Doctor Collado, en la calle Serranos, en Pintor Zariñena, en la calle Quart y en la Plaza del Carmen. Y, a partir de ahí, los datos «se han extrapolado a cinco barrios de la macroZAS más grande que se ha aprobado nunca en València y que afecta a los barrios de Seu, Xerea el Pilar, Mercat y Carmen». Para los integrantes de la plataforma «se trata de mediciones claramente insuficientes y escasamente representativas, que en ningún caso demuestran que sean las terrazas el principal foco emisor de ruido del barrio, al no aportarse ningún dato comparativo entre los distintos horarios de actividad del barrio, y que en las escasas mediciones aportadas, con terrazas y sin terrazas, no se aprecia ninguna variación importante entre sus resultados acústicos», aseveran.

Otros problemas de ruido

Hosteleros, como Luis Hortelano, que estaba presente en la reunión, se quejan de que el actual equipo de gobierno sigue la línea del anterior de «identificar la hostelería con el ruido» y matizan que «los problemas de ruido no son sólo de la hostelería». Y ponen como ejemplo el botellón: «Es una cuestión que parece que es culpa nuestra, pero es todo lo contrario, nos perjudica y nos da mala fama. No entendemos que nos echen la culpa del botellón», lamenta Hortelano.

Los hosteleros también ponen el foco en los lateros o los pisos turísticos ante los que, al igual que el botellón, «se sigue sin intervenir», mientras que ellos sienten que se focalizan en sus negocios todas las culpas. Por otra parte, reconocen un punto en el que sí que estarían de acuerdo y que ven como «interesante», pero que todavía no se ha puesto en marcha, como es la figura del alcalde de noche. Indican que se habló de ello en el encuentro y que Ribó les dijo que sí pretenden ponerlo en marcha. Y también valoran que Soriano aceptó que el límite de las terrazas en Woody, que está en las 22.30 horas, es «excesivo» y que tratarán de equipararlo con el del resto de zonas ZAS de la ciudad.

Por su parte, desde la concejalía de Pilar Soriano declinaban hace ninguna valoración sobre el encuentro. Mientras que desde alcaldía matizaban que las medidas «se han consensuado todo lo que ha sido posible». Y agregaban que se priorizan las «necesidades de los vecinos, el derecho al descanso y a poder caminar por las aceras». Y ponían de manifiesto que cualquier entidad empresarial tiene derecho a llevar a cabo los recursos que considere».