La finalización de los festejos navideños se saldan con un incontestable éxito de convocatoria en cada uno de los actos y actividades organizadas. Pero, a la vez, hay puntos que merecen ser revisados. Sobre todo, cuando afectan a muchas personas.

Sin duda, el más importante es el del peligro de "morir de éxito" que tiene la Cabalgata de Reyes. Dicho de otra forma, la afluencia de espectadores fue tan grande, que no es cómoda para mirar como espectador. Las calles por las que, tradicionalmente, discurre el cortejo no dan mucho más de sí y tanto la calle de la Paz como, sobre todo, el cruce con María Cristina fueron un cuello de botella, casi claustrofóbico, que puede derivar en un problema de orden público.

A esta situación hay que añadir un problema no resuelto a pesar de que, curiosamente, no genera un debate encendido entre los interesados: la venta de las sillas para presenciar el desfile. El sistema actual obliga no sólo a acercarse durante la mañana a adquirirlas, sino que comprarlas no garantiza la «propiedad» de la silla si no se queda alguien a guardar el sitio. Esto provocó una imagen que se repite año tras año como un «mal asumido», pero cada vez más corregida y aumentada: las personas que se pasan horas y horas, hasta seis, reservando el asiento lícitamente adquirido.

El concejal de cultura festiva, Pere Fuset, reconoció ayer que «es un tema que hay que darle alguna vuelta. Igual que solucionamos el tema de la Batalla de Flores, habría que intentar evitar lo que sucede ahora». Una solución que podría pasar por la venta a través de internet de los asientos y que éstos fueran numerados. Pero esto conlleva un problema suplementario: «bajo ningún concepto se puede aplicar, por ejemplo, una venta telemática al resto de eventos. El público que adquiere sillas para la Virgen, por ejemplo, no es el mismo que en la Cabalgata de Reyes. Eso habría que tenerlo muy en cuenta».

Cambiar el recorrido, difícil

También está la opción de cambiar el recorrido, pasando a Colón y Xàtiva para aprovechar la mayor anchura del mismo y habilitar más filas de asientos. Pero eso toparía, naturalmente, con el problema de los comercios, que esa tarde-noche están abarrotados «Hemos mirado cosas. También la posibilidad de hacer gradas a lo largo en Navarro Reverter. Pero entonces, si haces gradas, pierdes aforo de pie. Es un tema complicado pero que seguramente habrá que mejorar y pulir».

Porque la asistencia estimada al festejo fue, según las cifras oficiales, de 120.000 personas. «A estas alturas nadie puede cuestionar que la Cabalgata ha consolidado un modelo que remarca el carácter de espectáculo de calle para todos los públicos. Ahora mismo es un desfile con banda sonora, personajes y carrozas totalmente propias que lo hace exclusivo. Si a esto se añade el refuerzo que se hizo en el puerto, no creemos que se le pueda poner peros. El esfuerzo que hemos hecho se demuestra con hechos».

Ayer se dieron las últimas cifras de asistencias. Por ejemplo, Expojove. «Se han registrado 92.000 visitantes, junto con la estimación de niños de menos de cuatro años que son 16.500. Sinceramente, ahora mismo no tengo claro si el año pasado las cifras que se dieron eran juntando ambos conceptos. No me preocupa batir o no récords de asistencia, sino que haya sido una feria que haya satisfecho a los asistentes. Y eso se ha conseguido. Años atrás se hablaba de 250.000 visitantes que es una cifra inflada completamente porque habría sido imposible subir a una atracción. Nunca se ha ido más allá de las cifras actuales».

Se registraron 51.963 visitas al Belén del Salón de Cristal y el consistorio añade las «cerca de 60.000» que acudieron a la fiesta de Fin de Año. A la que Fuset añadía «la edición matinal, que ha tenido una acogida espectacular».

El edil señalaba, pensando en el futuro que «será necesario continuar trabajando en esta dirección. Estamos en el camino correcto. Esta fórmula es la clave para que València aproveche todo el potencial de su cultura festiva también en Navidad».