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La cabeza de San Vicente Mártir

Un municipio de Zamora custodia una reliquia de parte del cráneo del religioso y mantiene desde hace siglos su fiesta

La procesión, en honor a san Vicente mártir, rodea el templo medieval en el que se custodia la reliquia con poderes curativos. Vicente Calvo Coria

En el verano del año 2008 me encontraba de vacaciones en Rionegro del Puente, pueblo de la provincia de Zamora, y en ese periodo estaba investigando sobre los orígenes del cristianismo en la Comunitat Valenciana. Evidentemente, si deseamos adentrarnos en este tema es ineludible estudiar la figura de san Vicente mártir, patrón de València. Lo curioso es que hojeando algunos libros sobre los pueblos zamoranos, me topé con un municipio que poseía un nombre que me llamó la atención: San Vicente de la Cabeza. A la tarde siguiente decidí organizar una excursión, con mis hijos y mi mujer, zamorana de nacimiento, a la comarca de Aliste en donde se halla el pueblo que había despertado mi curiosidad.

Llegamos por la tarde al pequeño municipio de San Vicente de la Cabeza, nombre que recibe porque, desde tiempo inmemorial, se custodia en su iglesia un hueso de la cabeza de san Vicente mártir. Deseaba con todas mis fuerzas contemplar aquella reliquia y contactamos con la familia que guarda la llave de la iglesia. Un amable joven, de unos 15 años, nos abrió el pequeño, pero histórico, templo y nos permitió contemplar aquella sagrada parte del cuerpo del mártir que murió en Valencia a principios del siglo IV.

Pero, la pregunta que nos rondaba era, ¿por qué y cómo llegó a esta pequeña población zamorana esta importantísima reliquia? De la antigüedad de San Vicente de la Cabeza nos habla la estela romana que se encuentra encastrada en uno de los muros exteriores de la iglesia. El templo es pequeño pero muestra un románico sencillo. Por tanto, el venerado hueso del cráneo de san Vicente mártir pudo llegar durante la Edad Media hasta este recóndito lugar.

Pero, si la reliquia vicentina es original, ¿cómo arribó hasta esta población, situada en la comarca de Aliste, si san Vicente sufrió el martirio en Valencia, en donde los hallazgos arqueológicos de época visigoda, evidencian la veneración local del mártir en la iglesia que acogió su sepulcro? (Rafael Narbona y Gil-Rafael Hernández, Calendario de fiestas de invierno, p. 186).

Durante la dominación musulmana de València, a partir del siglo XI, fueron trasladándose las reliquias vicentinas a otros lugares, como nos confirma el relato de la traslación del brazo del mártir de València a Bari, entre 1087 y 1104. Este hecho muestra que las reliquias del santo patrón de València se protegen de la amenaza del islam agresivo que profesaban los almorávides (Pierre Guichard, Al-Andalus frente a la conquista cristiana, p. 79). Y, es aquí, donde entran las narraciones medievales sobre la traslación de las reliquias de san Vicente, diácono y mártir, a Portugal, concretamente al cabo de San Vicente.

Así, una narración, del siglo XIII, cuenta que el cuerpo del mártir Vicente descansó en València «por espacio de unos 800 años, hasta los tiempos de Alfonso, rey de Portugal» (Analecta Bollandiana, I, p. 263), pero al caer Valencia en poder de los musulmanes «algunos cristianos tomaron el cuerpo de san Vicente y, en busca de lugares más seguros, se fueron hacia occidente a una tierra remotísima llamada Cabo de San Vicente del Cuervo», lugar en el que construyeron un monasterio y guardaron las reliquias. Aquí vivieron durante algunos años hombres religiosos, pero cierto día un musulmán de Fez «dio con este monasterio» y lo destruyó (Antonio Durán Gudiol, Los santos altoaragoneses, pp. 159-161).

Y podemos decir que esta narración tiene un fundamento histórico, pues en la coronación de Alfonso IV de Aragón, en la Pascua de 1328, fueron solicitadas al rey de Portugal las reliquias de san Vicente mártir, hecho que otorga consistencia histórica a esta tradición de la traslación de las reliquias vicentinas al cabo de San Vicente (Narbona; Hernández, óp. cit., pp. 186-187).

Debemos suponer que los mozárabes que sobrevivieron al ataque sarraceno huyeron hacia las tierras del noroeste peninsular, pues fue habitual, a consecuencia de la invasión musulmana, la traslación de reliquias hacia los núcleos cristianos del Norte, especialmente en la segunda mitad del siglo XI y principios del XII (Fernando Regueras, Santa Marta de Tera, p. 40). Pero, además, debemos tener presente que donde la población mozárabe alcanzó mayor densidad, entre los siglos X y XI, fue en tierras de la actual provincia de Zamora (Gonzalo Martínez, La emigración mozárabe al reino de León, p. 107), justo en la órbita que rodea a San Vicente de la Cabeza, sede de la excepcional reliquia del hueso de la cabeza de san Vicente mártir.

Así, partiendo de Portugal, a través de la Vía de la Plata y conectando con el camino de Santiago mozárabe-sanabrés, los mozárabes llegaron a San Vicente de la Cabeza, lugar en el que decidieron depositar la excepcional reliquia.

El poder curativo de la reliquia

Ya, en 1791, Manuel Cid y Monroy certifica que en la iglesia de San Vicente de la Cabeza existe una reliquia de san Vicente que es venerada por devotos que provienen de diferentes partes de España y Portugal buscando sus poderes curativos contra el mal de la rabia y la viruela.

Hoy, en pleno siglo XXI, los hombres y mujeres de fe siguen llevando hogazas de pan para que sean tocadas y bendecidas por la reliquia de san Vicente. De este modo el pan, guardado en casa, al haber adquirido virtudes curativas, será ofrecido tanto a las personas como a los animales domésticos cuando sea necesario. Gracias al excepcional fotógrafo de esta festividad, Vicente Calvo Coria, al que le agradecemos su inestimable ayuda en la consecución de estas históricas fotografías, podemos documentar gráficamente la tradición.

Una propuesta histórica

Qué proyecto tan interesante y tan clarificador sería realizar un estudio forense y de datación que pudiese confirmar que la reliquia del brazo de san Vicente que se custodia en la catedral de València y el hueso del cráneo que se venera en San Vicente de la Cabeza pertenecen a la misma persona: san Vicente mártir.

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