El Plan Especial del Cabanyal, documento que sustituye oficialmente al que tenía como eje principal la prolongación de Blasco Ibáñez, tendrá una filosofía completamente diferente, con un objetivo principal que es recuperar la permeabilidad del barrio con el mar sin asolarlo, y otros igualmente ambiciosos como recuperar la población y aumentarla un 8%; crear dotaciones públicas para evitar la gentrificación y la especulación con los alquileres; y defender el patrimonio.

En estos cuatro años, el ayuntamiento ya ha puesto en marcha decenas de proyectos en el marco de lo que llamó normas urbanísticas transitorias, y ahora, después de una larga tramitación, lo que hace es llevar el plan definitivo al próximo pleno para posteriormente sacarlo a exposición pública durante 45 días y aprobarlo definitivamente en el mes de abril, según los cálculos realizados ayer por el concejal de Urbanismo, Vicent Sarrià.

Para recuperar la población, el plan propone construir alrededor de 700 viviendas nuevas, con 274 en el PAI de Eugenia Viñes, otras 288 viviendas de protección pública en distintas unidades de ejecución y otros tantos (288) alojamientos dotacionales, es decir, viviendas para mayores de 65 años y menores de 35.

Gran parte de estas viviendas serán de protección pública, explicó Sarrià, de manera que si se le suman las que tiene el consistorio por todo el barrio, la cifra de vivienda oficial supera las 800, todas para alquiler.

De esta manera se pretende evitar la gentrificación y ganar habitantes de una forma moderada, alrededor de un 8%.

Pieza esencial de este proceso será el Bloque Portuarios. El plan prevé su desaparición dentro de tres años y el realojo de los vecinos en dos edificios de nueva construcción y de cuatro plantas de altura que se levantarán en las inmediaciones, edificios que se complementarán con otra finca en el PAI de la avenida Mediterráneo.

Por cierto, estos nuevos edificios que sustituirán al Bloque Portuarios se construirán de manera perpendicular al mar para dejar un espacio abierto hacia la playa y al mismo tiempo abrir una especie de plaza frente a la Lonja del Pescado, una de las piezas monumentales que hay que proteger.

Por lo que se refiere a dotaciones, la idea es que «el urbanismo pague el urbanismo», es decir, evitar las expropiaciones y que con las plusvalías se saquen los 13 millones de euros que costaría el suelo que se va a dedicar a este apartado. En el PAI de Eugenia Viñes la previsión es que se levante un hotel de 15 plantas frente a los docks del puerto y seguramente una piscina que han pedido los vecinos, dijo Sarrià. Y en otras parcelas, como los 9.000 metros cuadrados de la Remonta, se dejarán para colegios, residencias de estudiantes u otros usos que se determinen sobre la marcha.

Mirando al barrio en su totalidad, el Plan del Cabanyal prevé que en la zona protegida no se pueda construir por encima de las tres alturas (planta baja y dos más) y que para el resto el referente sean cuatro alturas, aunque en las zonas de libre construcción ese límite no será posible.

Y por lo que se refiere a la rehabilitación, el plan flexibilizará las exigencias para rehabilitar vivienda protegida, de manera que no sea imprescindible conservar los materiales sino el tipo de construcción.