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Urbanismo

Unos 25 ocupas viven en adosados de lujo en Benimàmet

Las viviendas son propiedad de Bankia, llevan ocupadas unos dos años y por cada una de ellas se llegó a pedir hasta 450.000 euros

Una personas pasan por delante de los adosados con las puertas tapiadas. germán caballero

Las consecuencias de la especulación inmobiliaria todavía se dejan sentir en España y también en València. Ante los ecos de las subidas constantes del mercado no pocas inmobiliarias se lanzaron a construir viviendas de todo tipo en lugares por urbanizar, o también a promover construcciones de lujo incluso en barrios preeminentemente obreros. Esto es lo que pasó, precisamente, en Benimàmet. Uno de los más claros ejemplos son cuatro adosados de lujo, con piscina comunitaria, que salieron al mercado por 450.00 euros en el barrio con la renta media más baja de València y donde la mayor parte de la población gana poco más de 12.000 euros al año.

Consecuentemente, las viviendas no solo nunca se llegaron a vender, sino que finalmente se las quedó el banco, en este caso Bankia, y pronto fueron víctimas de todo tipo de actos vandálicos, llevándose hasta los inodoros.

Todo ello derivó en que, desde hace unos dos años, empezaron a ser ocupadas. Las puertas, como pudo comprobar este periódico, están tapiadas, pero eso no es un obstáculo para que las cerca de 25 personas que viven hoy en ellas accedan, haciéndolo a través de pasillo trasero y de ahí a las terrazas de las casas.

Esta situación de ocupaciones no es única en Benimàmet, ni tampoco en València, pero llama la atención por la tipología de las viviendas, pensadas en su día para un cliente de rentas altas, pero que ha acabado albergando a personas en situación de vulnerabilidad social.

Desde la asociación de vecinos, su secretario, José Vicente Barrachina, reconoce que la vivienda y la falta de acceso a ella es «una de las mayores preocupaciones en el barrio». Ni él mismo acaba de entender cómo se llegaron a proyectar allí viviendas de tan elevado precio cuando, a su entender, «aquí casi nadie puede pagar más de 80.000 0 90.000 euros por una vivienda».

«Ahora, tras el boom inmobiliario, se quedaron muchas viviendas vacías que ahora están ocupadas por personas que no pagan ningún alquiler o que, tal vez, lo pagan a las mafías que son en muchos casos las que entran primero a reventar las cerraduras o a ver cómo acceder a las casas», indica Barrachina. Eso sí, matiza que «la mayor parte de la gente que vive ocupada se comportan bien, no suelen generar problemas, aunque siempre hay alguien que se desmadra y pagan justos por pecadores».

Él, así como el alcalde pedáneo, José Melgares, esperan que los nuevos proyectos urbanísticos previstos en la zona se hagan pensando en la gente que ya vive en el barrio, que son quienes «deben tener acceso a ellas dentro de sus posibilidades económicas y sociales», advierten.

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