Unos particulares edificios aparecen en medio de una de las calles de Benimaclet, obstaculizan el paso y las peticiones de unas 3.000 personas que marchan contra ellos y que consiguen, finalmente, apartarlos de su camino. Este escenario, en el que las personas, sus deseos y reclamaciones primen más que los intereses o la especulación inmobiliaria, es el que reclamaban ayer los convocantes de la manifestación que recorrió las calles de Benimaclet, así como todas las personas que se sumaron a ella.

Desde Cuidem Benimaclet, la entidad organizadora, aseguraban que «tenemos razones ecológicas, sociales patrimoniales y económicas para reclamar la paralización del PAI». En esta línea, su portavoz, Carlos Marcos, explicaba que «lo más conflictivo del PAI es que no es sostenible y que, además, viene sustentado por un PGOU que está obsoleto». Para continuar poniendo de manifiesto el valor de la huerta protegida que «este PAI amenaza».

La manifestación contó con el apoyo y la presencia de más de 100 asociaciones, colectivos, comercios y negocios y que se adhirieron y participaron en ella, así como de mucha gente joven, mayor y familias. Algunos de ellos, como Carla, estudiante residente en el barrio, aseveraban que «hay muchas viviendas que se pueden gestionar mejor», sin necesidad de planear la construcción de más edificios.

Ella denunciaba la especulación inmobiliaria y la subida de precios de los alquileres y ponía como ejemplo su propio caso pues su piso hoy vale 300 euros más que el año anterior.

Desde la plataforma convocante pedían poder vivir en un «barrio digno, sin expulsión vecinal, con servicios públicos suficientes, y que se conserve el patrimonio histórico y se refuercen los vínculos con la huerta». Ellos tildaban de éxito esta manifestación, que de hecho fue una de las más masivas de la historia en el barrio. E instaban a los gobiernos local y autonómico a «repensar el modelo urbanístico que están llevando a cabo». El cual, además, «está muy alejado de las tesis planteadas en el Pacte del Botànic en relación al modelo territorial y de paisaje».

Otra de las asistentes, Pilar Plaza, jubilada residente en el barrio, comentaba que «no estamos de acuerdo con el no al PAI porque sobran casas que ya están construidas y que están vacías». A lo que su compañera María José respondía pidiendo a las autoridades que «no especulen tanto y que administren de otra forma».

La marcha continuaba con cánticos y pancartas en las que se podían leer reclamaciones como «menys cement, mes horta», «el ciment no es menja», «fan grans beneficis amb el edificis» o «l'horta es nostra».

Cabe recordar que la promotora inmobiliaria Metrovacesa prevé construir en el barrio de Benimaclet 1.345 viviendas de obra nueva, incluyendo torres que podrían llegar a las treinta plantas, con una inversión estimada de 280 millones de euros. Un PAI cuyo objetivo, para Cuidem Benimaclet «no es mejorar la vida del vecindario, sino al contrario, especular y solo sacar rentabilidad económica». Ante lo cual avanzan que seguirán las protestas.