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Patrimonio

Las sacerdotisas del Santo Cáliz de València

Una tesis doctoral arroja luz sobre la datación y el material de la reliquia

Ana Mafé, en la izquierda, sostiene que las figuras son de mujer por la vestimenta

La tesis doctoral sobre el Santo Cáliz que la historiadora del arte valenciana Ana Mafé presentó ayer a los medios de comunicación revela interesantes datos sobre la venerada copa de ágata que según la tradición utilizó Jesús en la última cena y que se custodia desde el siglo XV en la catedral de València. Además de abundar en la datación y material del que está hecha la reliquia más buscada de la cristiandad y realizar la primera catalogación científica de la pieza, que ha quedado inscrita con el nombre «Kos Kiduhs Esther 2018 Valencia», la investigadora ha descubierto en las catacumbas de Roma unas pinturas al fresco donde aparecen las que, Mafé denomina en su tesis, «diaconisas» del Santo Cáliz.

Estas sacerdotisas del grial, identificadas como mujeres por su vestimenta y peinado, portaban una copa en la mano idéntica a la copa superior del Santo Cáliz que se custodia en la Catedral de València. Hay que recordar que el cáliz de la Última Cena es una sencilla copa hebrea de ágata tallada a mano y datada entre los siglos I y II que siglos más tarde, y con el afán de realzarla, se engarzó en un pie dorado con base de ágata y piedras preciosas.

Estos frescos hallados en la catacumbas romanas, según apuntó Mafé, son una «fotografía de la época» y un motivo iconográfico (la mujer como portadora del cáliz en la mesa de celebración del memorial de Jesús) que se repite en los ábsides de las iglesias del Pirineo aragonés, donde estuvo la copa tras traerla San Lorenzo desde Roma con el encargo de ocultarla.

Un motivo que también se puede ver en un capitel de San Juan de la Peña y al que alude mucha de la literatura griálica.

Para Mafé esta iconografía probaría la presencia de la copa en Roma en los primeros años de la Cristiandad y también la importancia social de la mujer en la sociedad hebrea y en la tradición del Santo Cáliz, un protagonismo que se ha quedado oculto a lo largo de la historia. Una teoría que confirma la doctora Angela di Curzio, experta en las catacumbas de Roma donde los cristianos se refugiaron durante los años de persecución y que ha colaborado en la tesis de Mafé.

La investigadora valenciana explicó que en Jerusalén descubrió aportaciones que hasta la fecha no se conocían, por ejemplo, que el cáliz es una verdadera copa hebrea, como la que utilizan las familias judías en sus rituales. Mafé detalló que los pruebas realizadas al material pétreo de la copa han permitido determinar que está hecha de ágata, un material que en la Antigüedad se denominaba sardius, y que está asociado a la tribu de Judá, a la que perteneció Jesús.

Tras cinco años de investigación que han llevado a Mafé a visitar San Juan de la Peña, Roma y Jerusalén, la historiadora leyó esta semana su tesis doctoral en la Universitat de València obteniendo sobresaliente cum laude.

En la presentación de ayer estuvo participó el custodio celador del Santo Cáliz de la Catedral de València, Juan Miguel Díaz Rodelas, quien elogió el «entusiasmo» y «sagacidad» de Mafé y valoró su tesis en la medida en que, más que aportar grandes novedades, contribuirá a lanzar el turismo religioso de València y a promocionar el Camino del Santo Cáliz. La propia Mafé apuntó que con su tesis, titulada «Aportes desde la Historia del Arte al turismo cultural: el Santo Cáliz de València como eje del relato turístico que sustenta el Camino del Santo Grial en el siglo XXI» , ha querido poner en valor la reliquia como elemento vertebrados del turismo en la Comunitat articulando un interesante relato.

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